Javier Cuervo

CORONAPREMIOS

Javier Cuervo

La atracción okupa de la Fundación

La fábrica de La Vega, entre el Matadero de Madrid y el bar de ruina de Budapest

Los coronapremios han renunciado a ir al Campoamor, el teatro burgués, pero no a okupar las naves de La Vega, donde se fabricaban proyectiles de diverso calibre, porque son saludables para la munición biológica del covid-19 que se calibra en micras. Tras los muros potentes y las fachadas duras de la Fábrica de Armas, acuareladas de luz azul, roja y naranja, conviven una ética hippy (haz la cultura, no la guerra) y una conducta squatter que ha seducido a autoridades e instituciones, al Ayuntamiento de Oviedo y a la Fundación Princesa de Asturias, a Alfredo Canteli y a Luis Fernández-Vega, hasta acercarlos a Rubén Rosón y "La Madreña". La apuesta es fuerte cuando la derecha da la alarma sobre la okupación en España y las compañías de seguridad la cobran.

La Fundación Princesa de Asturias okupa durante una semana la instalación de Defensa con la FPAbrica, irresistible para los ovetenses por las actuaciones y por el escenario, por esa combinación nada convencional de arte y cochambre, creación y ventanas rotas, Matadero de Madrid y bar de ruina de Budapest.

Con escapulario de localización covid se entra por el garaje de Carlos Sainz (premio de Deportes) donde tres coches cuentan su historia sincopada, del Panda con el que ganó el primer campeonato nacional en 1981 al Mini maxi con el que se hizo con el Dakar 2020. Son 40 años de automóviles que van del utilitario al transformer. En la historia del garaje, la electrónica ha crecido como un parásito de la automoción, por eso al fondo se puede videojugar a hacer el corto y rápido rally del Oviedo de los premios.

La exposición de Gavi, la Alianza Mundial por la Vacunación, premio de Cooperación de este año (que suma premio y medio de Cooperación para Bill y Melinda Gates, ya galardonados en 2006 por concordiar), recuerda un panel de herramientas de garaje.

Del lateral al centro, el almacén de los coronapremios, donde se celebran conciertos y actividades semipresenciales, organiza el aforo con cojines de colores, por pares para convivientes, y por unidades aisladas para nalgas solitarias. Este estupendo espacio cerrado, abierto a la pantalla gigante del streaming, cobija bajo el mismo alto techo a 170 personas.

Para representar la concesión del premio "Princesa de Asturias" de Comunicación y Humanidades a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara y al Hay Festival of Literature & Arts se ha creado una instalación artística llamada "La biblioteca líquida". Al pasar una fachada con incrustaciones de libros se entra en un espacio audiovisual que tiene la paz submarina del acuario en el que las palabras son peces y los conceptos tritones y sirenas que se pueden accionar desde la fuente manantial. Este spa de palabras tonifica el ánimo para entrar en Artes y Oficios, donde Federico Granell ha creado una inquietud blanca y sólida a partir de los poemas helados Anne Carson, premiada con el "Princesa" de las Letras. Las escayolas, los mostradores, los árboles muertos, las formas lineales y la cacofonía fantasmal que crea la voz de la canadiense en una doble grabación simultánea cierran un ámbito para mayores de 14 años.

La Fundación, que prefiere a quienes estiman la sensación de exclusividad respecto a los partidarios de la entrada libre, era partidaria de las inscripciones y celosa de los aforos antes de que formaran parte del protocolo covid. Este año más de otro tanto de los que ven las actividades quedarán sin verlas. Siempre pasa así en la Fábrica de Armas, sea en la semana principesca, en la Noche Blanca, en los conciertos de agosto. La ciudad tiene ganas de okupar La Vega.

Compartir el artículo

stats