El agua contaminada con una pequeña concentración de hormonas humanas puede tener efectos profundos en los peces, según una investigación de la Universidad de Cincinnati en Estados Unidos que publica la revista Aquatic Toxicology.

Los investigadores descubrieron estrógenos, hormonas sexuales femeninas, en los arroyos adyacentes a plantas de tratamiento de aguas residuales: las concentraciones alcanzaron hasta 60 nanogramos o más por litro.

El estudio sugiere que incluso pequeñas dosis de estrógeno podrían tener consecuencias significativas para las poblaciones de peces silvestres que viven aguas abajo de las plantas de tratamiento de aguas residuales.

La bióloga Latonya Jackson realizó experimentos con peces de agua dulce de América del Norte llamados killis. Estos pequeños peces tienen placenta y dan a luz crías vivas, algo poco común entre los peces, que suelen poner huevos.

Descubrió que los peces expuestos al estrógeno en concentraciones de 5 nanogramos por litro, en condiciones de laboratorio controladas, tenían menos machos y producían menos crías, lo que afecta a las poblaciones de peces.

Anticonceptivos en la diana

Anticonceptivos en la diana Jackson estudió un estrógeno sintético llamado 17?-etinilestradiol (EE2), un ingrediente activo de los anticonceptivos orales que también se usa en la terapia de reemplazo hormonal que se usa durante la menopausia.

«Todo lo que tiramos por el inodoro o pongamos en el fregadero entra en el suministro de agua potable», explica Jackson en un comunicado.

Esto incluye no solo los medicamentos que las personas tiran por el inodoro, sino también los productos químicos no metabolizados que se tiran cuando las personas usan la ducha.

«Nuestros sistemas de tratamiento de aguas residuales son buenos para eliminar muchas cosas, pero no fueron diseñados para eliminar productos farmacéuticos», explica Jackson.

«Entonces, cuando las mujeres que toman anticonceptivos o terapia hormonal van al baño, sus residuos llegan a las plantas de tratamiento de aguas residuales», añade.

Desde esas instalaciones, esos residuos pueden descargarse en vías fluviales cercanas, como ríos y lagos, algunos de los cuales se utilizan como fuentes de agua potable.

Jackson señala también que los impactos en los arroyos no se limitan a los peces. Las hormonas y otras sustancias químicas que no se eliminan durante el tratamiento pueden bioacumularse en la cadena alimentaria o terminar en nuestra agua potable.

Estrógenos por doquier

Estrógenos por doquier Según la Organización Mundial de la Salud, 842 millones de mujeres utilizan métodos anticonceptivos en todo el mundo. Solo en Estados Unidos, alrededor de 15 millones toman regularmente la píldora: agregan más de 10 millones de dosis de estrógeno sintético a las aguas residuales de ese país todos los días.

Esa estimación se basa en la cantidad de mujeres que toman anticonceptivos orales en Estados Unidos y asume que esas mujeres toman la píldora los 21 días del mes y excretan en las aguas residuales alrededor del 90% de la dosis consumida.

EE2 puede interferir con las hormonas reproductivas y el desarrollo, si se consume en exceso o por personas vulnerables como los bebés: incluso pueden ver alterado su desarrollo cerebral, advierte Seth M. Siegel en su nuevo libro Troubled Water, citado por Business Insider.

Añade que, aunque las píldoras anticonceptivas representan menos del 1% de la cantidad total de estrógeno que se encuentra en el agua potable de Estados Unidos, es difícil determinar cuánta hormona bebemos sin saberlo cada día porque los sistemas de tratamiento de aguas no realizan pruebas de EE2.

También antidepresivos y analgésicos

También antidepresivos y analgésicos Concluye Siegel que, incluso en los cuerpos de agua más puros, como los Grandes Lagos, los científicos han encontrado residuos de antidepresivos como el Prozac en los cuerpos de los peces locales.

Según el catedrático Eduardo Costas, el paracetamol es el analgésico que muestra mayores concentraciones en los embalses españoles que suministran agua potable a los núcleos urbanos.

Añade que, aunque los impactos adversos apreciables para la salud de los seres humanos son improbables, advierte también que, excepcionalmente, hay lugares donde estos fármacos alcanzan valores próximos a la dosis diaria aceptable.

La realidad es que, de los medicamentos que tomamos, nuestro cuerpo solo absorbe una pequeña porción de la dosis. El resto, hasta el 90 por ciento, se excreta, ya sea en el inodoro, ya sea a través del sudor que termina en el agua de la ducha o de la lavadora.

Parte de esos residuos llegan a la cadena alimentaria humana a través del ganado, de los peces que consumimos y del agua que bebemos. La única solución sería mejorar los sistemas de tratamiento de aguas residuales, según los expertos.

Referencia

Referencia Effects of the synthetic estrogen 17?-ethinylestradiol on Heterandria formosa populations: Does matrotrophy circumvent population collapse? LatonyaJacksona, PaulKlerksb. Aquatic Toxicology, Volume 229, December 2020, 105659. DOI:https://doi.org/10.1016/j.aquatox.2020.105659