Ryugu es un antiguo fragmento de un asteroide más grande que se formó en la nube de gas y polvo que generó nuestro sistema solar. Es rico en carbono, un elemento esencial para la vida, y las primeras muestras de su superficie que han llegado a la Tierra han sorprendido a los astrónomos: hay algo que parece aluminio.

En su más remoto pasado, Ryugu formó parte de una familia de asteroides, a su vez fragmentos de antiguas colisiones entre asteroides. La gran cantidad de cantos rodados en su superficie apoya la tesis de que sufrió una alteración catastrófica del cuerpo principal.

Después de esta catastrófica ruptura, se cree que parte de la superficie fue remodelada nuevamente por la rotación de alta velocidad del asteroide, dándole la forma redonda que muestra en la actualidad.

Orbita a diferentes distancias alrededor del Sol cada 474 días, y en la actualidad se encuentra a unos 15 millones de kilómetros de la Tierra.  Lejos de representar ningún peligro para nosotros, ofrece un interesante campo de investigación para la ciencia. Fue descubierto por los astrónomos en 1999.

Visita inesperada

Visita inesperada El 27 de junio de 2018 Ryugu recibió una visita inesperada: una nave espacial robótica japonesa, llamada Hayabusa 2, llegó hasta el asteroide después de casi cuatro años de viaje.

En septiembre de ese mismo año desplegó sobre su superficie dos astromóviles (rovers) y cinco meses más tarde (febrero de 2019) la nave espacial robótica se posó sobre su superficie, donde estuvo operando hasta noviembre de 2019.

En ese tiempo, Hayabusa 2 estuvo muy ocupada: no solo recolectó material de la superficie del asteroide, sino que obtuvo muestras más profundas para conocer mejor cómo es por dentro.

Para conseguirlo, la nave japonesa lanzó una pequeña caja cargada de explosivos que, al detonar, formó un cráter de diez metros de diámetro. (El diámetro del asteroide es de 870 metros).

Incluso fotos

Incluso fotos Una vez abierto el cráter, Ryugu penetró en su interior y recolectó escombros que estaban a mayor profundidad y tomó algunas fotos.

Todo el periodo de exploración del asteroide sobre el terreno se prolongó entre julio y noviembre de 2019, cuando con todo el material recogido Hayabusa 2 despegó e inició su regreso a la Tierra, a donde llegó el 5 de diciembre de 2020.

A continuación, dejó caer una cápsula en el interior de Australia desde una altura de 200 kilómetros: contenía las muestras del asteroide obtenidas por Hayabusa 2 en su misión.

Las muestras fueron distribuidas por la Agencia Aeroespacial de Japón (JAXA) a seis equipos de científicos de todo el mundo, para su análisis y mejor comprensión de la naturaleza de este asteroide.

Fue entonces cuando surgió la sorpresa: entre las muestras recogidas por Hayabusa 2 se encontraba un objeto artificial, ajeno a la naturaleza del asteroide.

Los científicos consideran que se trata de restos de aluminio de un instrumento empleado cuando la explosión para abrir el cráter, tal como han explicado en su cuenta de twitter, aunque todavía no lo han confirmado.

Buscando el origen de la vida

Buscando el origen de la vida Lo que están buscando los astrónomos con el análisis de estas muestras es comprender mejor el proceso que originó la vida en la Tierra.

«Lo que estamos intentando es comprender mejor cómo la Tierra evolucionó hasta convertirse en lo que es hoy», dijo Jason P. Dworkin, director del Laboratorio Analítico de Astrobiología de Goddard, en un comunicado de la NASA.

«¿Cómo, a partir de un disco de gas y polvo que se fusionó alrededor de nuestro Sol en formación, llegamos a la vida en la Tierra y posiblemente en otros lugares?»

Dworkin forma parte del equipo internacional que analiza muestras de Ryugu en busca de compuestos orgánicos que sean precursores de la vida en la Tierra.

Los compuestos orgánicos de interés para los astrobiólogos incluyen los aminoácidos, que son moléculas que forman los cientos de miles de proteínas responsables de impulsar algunas de las funciones más esenciales de la vida, como la producción de nuevo ADN.

Al estudiar las diferencias en los tipos y cantidades de aminoácidos conservados en las rocas espaciales, los científicos pueden crear un registro de cómo se formaron estas moléculas.

No es el primero

El polvo recogido de Ryugu es uno de los materiales espaciales mejor conservados que los científicos han logrado hasta ahora. Es la segunda muestra de un asteroide que se ha recolectado en el espacio y devuelto a la Tierra.

Antes de la entrega de Ryugu, JAXA trajo pequeñas muestras del asteroide Itokawa en 2010, como parte de la primera misión de muestreo de asteroides en la historia.

Antes de eso, en 2006, la NASA obtuvo una pequeña muestra del cometa Wild-2 como parte de su misión Stardust.

En 2023, el OSIRIS-REx de la NASA devolverá al menos unos cientos de gramos del asteroide Bennu, que ha estado viajando por el espacio y prácticamente inalterado durante miles de millones de años.

«Nuestro objetivo final es comprender cómo se formaron los compuestos orgánicos en el entorno extraterrestre», dijo Hiroshi Naraoka, profesor de geoquímica en la Universidad de Kyushu en Fukuoka, Japón, y líder del equipo global Hayabusa2 que analiza también la composición orgánica de Ryugu.

«Así que queremos analizar muchos compuestos orgánicos, incluidos los aminoácidos, los compuestos de azufre y los compuestos de nitrógeno, para construir una historia de los tipos de síntesis orgánica que ocurren en los asteroides».

Comparativas

Comparativas Después de analizar la composición de Ryugu, los científicos podrán compararlo con Bennu, el sitio de una toma de muestras tremendamente exitosa por OSIRIS-REx, que aterrizó brevemente en la superficie del asteroide el 20 de octubre.

«Los dos asteroides tienen formas similares, pero Bennu parece tener mucha más evidencia de agua pasada y de compuestos orgánicos», dijo Dworkin, cuyo laboratorio también recibirá una décima de onza, o varios gramos, de Bennu.

«Será muy interesante ver cómo se comparan, dado que provienen de diferentes cuerpos parentales en el cinturón de asteroides y tienen diferentes historias», concluye Dworkin.

Foto superior: Muestras del asteroide Ryugu traidas por la misión Hayabusa 2, facilitadas por la agencia espacial paponesa JAXA. Crédito: JAXA.