La naturaleza sigue motivando a los científicos para desarrollar soluciones innovadoras, que combinen eficacia y desarrollo sustentable. 2020 no ha sido la excepción: frutas para recargar móviles, edificios de bambú, madera luminiscente para alumbrar hogares o polillas para distribuir sensores son algunos ejemplos de una tendencia que año tras año intensifica su impacto.

No cabe duda que la humanidad depende de la naturaleza para desenvolverse en el planeta que nos cobija, pero al mismo tiempo los fantásticos diseños naturales pueden servir de inspiración para toda clase de innovaciones científicas y tecnológicas. Por ejemplo, un artículo publicado en Phys.org indica que en febrero de 2020 un estudio en Journal of Energy Storage muestra la efectividad de la fruta Durián, que puede hallarse en todo el sudeste asiático, para recargar teléfonos móviles y autos eléctricos.

En principio, los científicos fabricaron materiales extremadamente ligeros y porosos denominados aerogeles de la fruta, que funcionan como supercondensadores o depósitos de energía. Los supercondensadores basados en la fruta Durián pueden almacenar rápidamente grandes cantidades de energía, utilizando un dispositivo del tamaño de una pequeña batería. Posteriormente, estas soluciones pueden emplearse para cargar móviles u ordenadores portátiles en unos pocos segundos.

En el mismo sentido, especialistas del Imperial College de Londres, la Universidad de Soochow en China y la Universidad de Cambridge informaron en noviembre que una nueva alternativa ecológica es capaz de recoger la energía de la luz ambiental, concretamente de bombillas, lámparas y otros artefactos que se usan en interiores. Posteriormente, la energía acumulada en estos dispositivos a base de perovskita sin plomo permitirá alimentar de forma sostenible a todo tipo de dispositivos móviles.

Bambú y polillas

Por otro lado, en los últimos años el bambú ha despertado interés como material de construcción funcional, económico y ecológico. Sin embargo, el desafío era lograr incrementar su fortaleza para poder usarlo en estructuras cada vez más grandes y complejas. Según un estudio publicado en mayo de este año en ACS Nano, los investigadores han concretado importantes avances al respecto.

Una ventaja obtenida es la eliminación parcial de la lignina, una sustancia orgánica que no contribuía con los objetivos buscados. Al mismo tiempo, los científicos calentaron el bambú en el microondas, logrando duplicar su fuerza. Ahora, podrá convertirse en una alternativa ligera, de rápido crecimiento y sostenible con potencial de aplicación en toda clase de edificaciones.

En tanto, un grupo de investigadores de la Universidad de Washington creó un sistema de sensores que pueden ser distribuidos mediante polillas, cubriendo un área de estudio o relevamiento de acceso complejo o potencialmente peligroso para el ser humano. De acuerdo a un comunicado difundido en octubre pasado, los sensores viajan sobre la espalda de los insectos hasta que son despedidos mediante un comando inalámbrico.

Madera luminiscente, hormigas y moluscos

En noviembre, la American Chemical Society informó sobre el desarrollo de películas de madera luminiscente y resistente al agua, que se convertirán en un futuro cercano en una alternativa real y sostenible para iluminar el interior de los hogares. Los materiales luminiscentes son capaces de absorber energía del ambiente y transmitirla hacia el exterior en forma de luz visible. La madera desarrollada posee interesantes características hidrofóbicas y atractivas condiciones funcionales.

En otro orden, en agosto de 2020 se conoció que un grupo de científicos de la Universidad de Aston desarrolló una innovadora tecnología informática que logra optimizar las rutas que sigue el transporte comercial en las ciudades. El software está inspirado en el comportamiento y organización de las hormigas, permitiendo reducir en un 50 por ciento las emisiones contaminantes producidas por las flotas de vehículos comerciales.

Por si esto fuera poco, a principios de diciembre un equipo de científicos de la Universidad Nacional de Seúl informó la creación de un dispositivo termoeléctrico en forma de traje, que logra imitar la capacidad de camuflaje de los moluscos. Se trata de una “piel artificial” que puede variar del espectro infrarrojo al visible. El dispositivo termoeléctrico funciona tanto de día como de noche y permite expresar diversos colores mediante cambios en la temperatura.

Foto de portada: Wil Stewart en Unsplash.