Un grupo internacional de científicos ha concluido que el uso de las redes sociales se mueve por los mismos mecanismos de búsqueda de recompensa que guían a los animales al momento de buscar más comida en experimentos de laboratorio.

Un nuevo estudio en el que colaboraron investigadores de la Universidad de Nueva York, la Universidad de Boston, la Universidad de Zúrich y el Instituto Karolinska de Suecia sugiere que la participación en las redes sociales está impulsada por principios similares a aquellos que motivan a los animales no humanos, como las ratas, a maximizar sus recompensas de alimentos durante un experimento. Los hallazgos podrían ser útiles para tratar las adicciones relacionadas con estas plataformas.

¿Perseguimos un “me gusta” por los mismos motivos que impulsan a un roedor a accionar una palanca y obtener alimentos en una jaula experimental? ¿Qué mecanismos psicológicos se activan para que un porcentaje tan elevado de la población permanezca inmerso en las redes sociales por tantas horas al día?

Algo más de cuatro mil millones de personas utilizaron en 2020 plataformas como Instagram, Facebook o Twitter por varias horas al día. Pero el problema surge cuando los esfuerzos por conseguir más adhesiones e interacciones en las redes sociales comienzan a limitar otros aspectos de la vida, como las relaciones sociales cara a cara o, incluso, una buena alimentación a diario.

Recompensas y adicciones

Estas “adicciones digitales” han llevado a muchos especialistas a plantear la hipótesis de un universo online que funciona como una “caja de experimentos” para el ser humano contemporáneo: de acuerdo a esta concepción, viviríamos encerrados y participando en plataformas digitales en procura de recompensas sociales, que no serían otras que un “me gusta” o un comentario positivo.

De acuerdo a una nota de prensa, las conclusiones del nuevo estudio confirmarían en parte estas teorías. Según los investigadores, la investigación verifica por primera vez que el uso de las redes sociales se puede explicar por la forma en que nuestras mentes procesan y aprenden de las recompensas. Y este mecanismo parece ser muy similar al que se observa en los roedores y otros animales.

En el marco del estudio, los científicos analizaron más de un millón de publicaciones en redes sociales realizadas por más de 4.000 usuarios. Hallaron que las personas organizaban en el tiempo sus publicaciones con el propósito de maximizar la cantidad de «me gusta» que recibían. Si un posteo lograba un número importante de adhesiones, volvían a publicar otro rápidamente. Si no obtenían éxito, elegían esperar un poco más hasta intentarlo nuevamente.

Al analizar los resultados del estudio con diferentes modelos informáticos, los investigadores comprobaron que el patrón observado se ajusta estrechamente a los mecanismos conocidos de aprendizaje por recompensa. Se trata de un concepto psicológico que postula que las recompensas pueden impulsar y reforzar comportamientos.

Como los roedores

Como indican los científicos en las conclusiones de su estudio, publicado en la revista Nature Communications, los mecanismos de recompensa son los mismos que se emplean en los experimentos con roedores y otros animales: los ejemplares son estimulados a realizar una acción a partir del logro de una recompensa. Por ejemplo, si mueven una palanca obtendrán un alimento.

La lógica parece ser la misma que aquella que mueve, según el enfoque de esta investigación, la participación en las redes sociales. Un “me gusta” sería como el alimento para el ratón: necesitamos hacer todo lo necesario para conseguirlo y obtener finalmente la recompensa buscada. ¿Cuáles serían los límites para este comportamiento? ¿Cuándo podría considerarse una adicción?

Teniendo en cuenta esto, los investigadores creen que el descubrimiento de estos mecanismos puede ayudar a desarrollar instancias terapéuticas y de apoyo psicológico para personas afectadas por adicciones a redes sociales y otras plataformas digitales.

Referencia

A computational reward learning account of social media engagement. Lindström, B., Bellander, M., Schultner, D.T. et al. Nature Communications (2021).DOI:https://doi.org/10.1038/s41467-020-19607-x

Foto: dole777 en Unsplash.