Una nueva misión de la NASA buscará información vital sobre el origen de los rayos cósmicos en el límite de la heliosfera, un área que integra al sistema solar y funciona como un escudo protector del resto del universo. En el marco de dicha misión, denominada SHIELDS, la agencia espacial estadounidense lanza hoy un cohete suborbital, dotado de un telescopio espacial que servirá como instrumento para las observaciones.

Según una nota de prensa, el objetivo principal es observar y analizar la luz de las partículas interestelares que se han desplazado a nuestro sistema solar en forma de rayos cósmicos, para conocer así los lugares más cercanos del espacio interestelar y descubrir algunas de las características del universo profundo que nos rodea. El límite del escudo magnético que protege al sistema solar se encuentra aproximadamente a once mil millones de millas de distancia de la Tierra.

Es en ese sector donde la influencia del campo magnético del Sol se desvanece y comienza el espacio interestelar. Precisamente, desde estas regiones desconocidas provendrían los rayos cósmicos, por lo menos de acuerdo a los últimos descubrimientos. Todo indica que aquellos dotados de un mayor caudal energético tendrían un origen extragaláctico. Sin embargo, al ser tan poco frecuentes no es para nada sencillo comprobar fehacientemente su procedencia.

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Lluvias de partículas

Básicamente, los rayos cósmicos son núcleos atómicos compuestos por diferentes elementos, que surcan la atmósfera terrestre en forma de «lluvias» casi a la velocidad de la luz, conteniendo en algunos casos más de diez mil millones de partículas. Este fenómeno puede aportar datos trascendentes sobre la formación y características del lugar del universo en el cual se origina, por eso es tan importante avanzar en su comprensión.

La heliosfera, esa burbuja magnética que funciona como contención de nuestro sistema solar, recibe partículas interestelares como si se tratara de una intensa lluvia que golpea contra una ventana imaginaria. Algunas «gotas» son capaces de penetrar el escudo magnético, debido a su propia composición o aprovechando pliegues o deformaciones en la estructura. De esa manera, y casi sin inmutarse, los rayos cósmicos atraviesan la heliosfera y llegan después de un interminable viaje hasta nuestro planeta.

La misión SHIELDS se trasladará a ese límite en el cual la «lluvia» golpea con más fuerza para intentar descubrir más detalles sobre las partículas interestelares que superan la heliosfera. Un pequeño vehículo o cohete suborbital servirá para trasladar al telescopio espacial que estará encargado de realizar las observaciones, en lo que podría llegar a ser el principio del fin del misterio en torno a los rayos cósmicos.

En viaje constante

Además de intentar entender el origen de los rayos cósmicos y aprovechar la información que puedan brindar sobre zonas recónditas del universo, los astrónomos creen que descubrir más detalles sobre los límites y ubicación de la heliosfera, como así también de la estructura mayor que la contiene y que habitualmente se denomina «burbuja local», será de gran utilidad para comprender el futuro del sistema solar.

Es que aproximadamente en 50.000 años, el sistema solar y nuestro planeta se escaparán de la burbuja local e iniciarán un viaje hacia otros sitios del espacio interestelar. Y no será el primero: en los últimos cuatro mil millones de años, la Tierra ha atravesado una gran variedad de entornos interestelares que ni siquiera intuimos.

Foto de portada:

Ilustración de la heliosfera que recibe rayos cósmicos desde fuera de nuestro sistema solar. Crédito: Goddard Space Flight Center (NASA).