El efecto placebo modifica las sensaciones y la actividad cerebral de las personas inclinadas a creer en los milagros de Lourdes, según una investigación de la Universidad de Graz, en Austria, cuyos resultados se publican en la revista Frontiers in Behavioral Neuroscience.

El estudio explicaría los supuestos milagros atribuidos al agua de Lourdes, que es la que ha sido el objeto de esta investigación.

Lourdes es una ciudad situada al suroeste de Francia, en las faldas de los Pirineos, que dispone de una promontorio rocoso y de una gruta donde, según la tradición, se apareció la virgen María en febrero de 1858.

Desde entonces, millones de personas han acudido a la gruta para beber el agua del río Gave que mana de sus rocas, a la que se le atribuyen propiedades curativas. Desde 1858, se han verificado 69 curaciones en Lourdes reconocidas por la ciencia, según informó la BBC en 2014.

37 mujeres convencidas

37 mujeres convencidas La investigación, dirigida por la profesora de psicología clínica de la citada universidad, Anne Schienle, se desarrolló con un total de 37 mujeres firmemente convencidas de que el agua de Lourdes tiene efectos positivos sobre la salud.

A todas ellas se les facilitó agua para beber en dos sesiones diferentes. En la primera, recibieron agua del grifo etiquetada como si fuera de Lourdes. En la segunda, que tuvo lugar 15 minutos después, recibieron agua del grifo etiquetada como tal.

Durante ambas experiencias, sus cerebros fueron escaneados con imágenes de resonancia magnética, para observar posibles cambios en la conectividad funcional en tres redes neuronales: la neuronal por defecto, que se utiliza cuando el cerebro está imaginando; la de control cognitivo, que se activa para tomar decisiones; y la red de prominencia, utilizada para discernir la importancia de una experiencia.

Después de la experiencia, las participantes fueron entrevistadas sobre sus pensamientos, sentimientos y sensaciones corporales específicos registradas durante cada una de las dos sesiones.

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Primeros resultados

Primeros resultados Lo primero que observaron los investigadores fue que la falsa agua de Lourdes, bebida como placebo, redujo la conectividad funcional del procesamiento cognitivo (red de prominencia) y aumentó la actividad de las redes neuronales que procesan las sensaciones corporales y las emociones asociadas.

Es decir, cuando las participantes bebieron agua que consideraban milagrosa, el cerebro reaccionó en consecuencia: activó las neuronas vinculadas al bienestar físico y emocional y redujo la actividad de las neuronas que regulan la cognición.

Eso significa que la creencia en la potencialidad curativa del agua de Lourdes intensifica en el cerebro las emociones positivas asociadas a su consumo, al mismo tiempo que reduce la posibilidad de que el sistema de alerta racional ponga impedimentos a la experiencia sensorial.

Al creer que el placebo conduce a mejores estados emocionales y físicos, los participantes han creado, sin darse cuenta, esos estados para sí mismos, destaca Anne Schienle a la revista Academic Times.

Las opiniones también cuentan

Las opiniones también cuentan En las entrevistas, las participantes informaron haberse sentido bien en todo momento, es decir, tanto en la sesión que bebían agua creyendo que era de Lourdes, como en la segunda sesión en que bebieron a sabiendas agua del grifo.

Sin embargo, contaron que habían experimentado mejor bienestar, como sensaciones corporales agradables y un sentimiento religioso, mientras creían beber agua de Lourdes.

La conclusión de los investigadores es que los placebos en el contexto de las creencias y prácticas religiosas pueden cambiar la experiencia de la prominencia emocional y el control cognitivo, que se acompaña de cambios de conectividad en las redes neuronales asociadas.

Una investigación del año 2016 había demostrado que los placebos tienen efectos directos en el cerebro y que reducen la actividad de la zona que gestiona la información relacionada con el dolor.

La nueva investigación añade que la creencia religiosa forma parte del espejismo que le puede valer al cerebro para obtener bienestar, tanto físico como mental.

¿Recurso médico?

¿Recurso médico? Según los investigadores, eso significa que la creencia religiosa puede ser aprovechada por la medicina para mejorar el estado de un paciente, ya que provoca en el cerebro cambios neuronales que contribuyen al bienestar de las personas creyentes.

Aunque los placebos no tienen ningún efecto objetivo, hasta que un paciente le atribuye una supuesta capacidad curativa o sanadora, esta variable se confirma una vez más que provoca en el cerebro cambios suficientes para obtener un resultado positivo.

Según los investigadores, la experiencia puede beneficiar a las personas creyentes que caigan en alguna enfermedad, incluso aunque se les informe de que están tomando un placebo, ya que una investigación paralela demostró una vez más que el placebo funciona incluso cuando el engaño es conocido por el paciente.

Los científicos también asumen los límites de este trabajo: la muestra es poco representativa y se limita a mujeres que además son creyentes, por lo que sus resultados no se pueden considerar concluyentes. Pero aportan pistas para futuros trabajos más exhaustivos.

 

Referencia

Referencia Placebo Effects in the Context of Religious Beliefs and Practices: A Resting-State Functional Connectivity Study. Anne Schienle et al. Front. Behav. Neurosci., 06 May 2021. DOI:https://doi.org/10.3389/fnbeh.2021.653359

Foto superior: peregrino en Lourdes. Ben Freeman.