Una de las teorías más sugerentes en torno a la materia oscura indica que las distintas galaxias, incluyendo a la Vía Láctea, están incrustadas en un «halo» de materia oscura que se extiende mucho más allá de su borde visible. Un nuevo estudio realizado en el University College de Londres y la Universidad de Oxford parece confirmar esta idea, ya que ha comprobado que la barra central de la Vía Láctea, compuesta por miles de millones de estrellas agrupadas, se está ralentizando en cuanto a su giro habitual.

La causa de ese «freno» sería la acción de la materia oscura, que actuaría como un contrapeso para detener el movimiento de la estructura y desacelerarla. De acuerdo a una nota de prensa, diferentes estudios previos habían descrito este mecanismo de desaceleración durante las últimas tres décadas, pero la investigación británica es la primera que obtiene mediciones precisas sobre el fenómeno.

El nuevo estudio, publicado en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, se sustenta en observaciones realizadas mediante el telescopio espacial Gaia de la ESA sobre la corriente de Hércules, un enorme grupo de estrellas que gira a la misma velocidad que la barra central de la Vía Láctea.

Metales pesados que «delatan» a las estrellas

Vale recordar que la Vía Láctea es una galaxia espiral que dispone de una barra gruesa de estrellas sobre su área central, con brazos espirales que nacen desde el disco que rodea a esta barra central. Esta estructura es de gran importancia, ya que gira en la misma dirección que toda la galaxia.

Las estrellas que forman parte de estructuras como la barra central de nuestra galaxia o de la corriente de Hércules, presentan una particularidad que permite identificarlas: son ricas en metales pesados. Esto se debe a que giran cerca del centro galáctico, un sector donde la presencia de estos elementos es muy superior con respecto a los bordes de la galaxia.

De esta forma, los astrónomos pudieron identificarlas cuando se alejaron progresivamente del centro de la galaxia y se mezclaron con estrellas más distantes, que poseen una menor cantidad de metales pesados.

Como las estrellas que «escaparon» del centro galáctico se mueven de acuerdo a la influencia gravitatoria de la barra central, su aparición en los bordes de la galaxia confirma que la barra se está desacelerando. Esto provoca que las estrellas se «pierdan» y viajen más lejos de lo habitual.

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Una nueva vía para desvelar el misterio

Todavía no es posible definir a la materia oscura ni precisar exactamente el impacto que posee sobre la materia visible, pero queda claro que existe algún tipo de fuerza que condiciona a las galaxias y que la ciencia aún no ha podido explicar.

Por ejemplo, si se calcula el potencial gravitacional de las galaxias y se resta lo que aporta la materia visible, se obtiene una diferencia. Allí estaría la materia oscura, ejerciendo su poder desde las sombras y conformando el 80% de todo lo existente.

La trascendencia de la nueva investigación va más allá de la comprobación en cuanto a una reducción en la velocidad del giro de la barra central de la Vía Láctea: según los especialistas, ofrece una nueva vía para medir y estudiar la naturaleza de la enigmática materia oscura, diferente al impacto de la energía gravitacional.

Indica que es posible detectarla a través de su masa inercial, que es la respuesta dinámica que provoca la desaceleración en el giro de la barra. Este nuevo enfoque podría ofrecer una perspectiva renovada para el desarrollo de futuros estudios en torno a la materia oscura y sus características.

Referencia

Tree-ring structure of Galactic bar resonance. Rimpei Chiba and Ralph Schönrich. Monthly Notices of the Royal Astronomical Society (2021).DOI:https://doi.org/10.1093/mnras/stab1094

Foto: recreación artística de la Vía Láctea. Crédito: Pablo Carlos Budassi en Wikimedia Commons.