Neandertales y humanos experimentaron un aumento de los lóbulos parietales a lo largo de la evolución que alumbró en ambos linajes la facultad de la atención, aunque a diferentes niveles. En los humanos modernos propició el control consciente de la divagación mental. En los neandertales, no.

Una investigación desarrollada en el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, CENIEH, en Burgos, España, sugiere que los neandertales pudieron haber tenido una capacidad especialmente desarrollada de la atención, que alcanzó su madurez evolutiva en el Homo sapiens.

Los neandertales forman una especie extinta del género Homo que habitó en Europa, Próximo Oriente, Oriente Medio y Asia Central, hace entre 230.000 y 40.000 años, durante el final del Pleistoceno medio y casi todo el superior.

Homo sapiens, también llamado humano moderno, posee las características anatómicas de las poblaciones humanas actuales. Los restos más antiguos atribuidos a Homo sapiens, datados en 315.000 años, se descubrieron en Marruecos.

Neandertales y sapiens forman linajes evolutivos diferentes, pero la nueva investigación, cuyos resultados se publican en la revista Intelligence, sugiere, a partir del registro paleoneurológico, que la corteza parietal experimentó un aumento relativo en los neandertales y, sobre todo, en los humanos, en algún momento de sus respectivas trayectorias evolutivas.

Atención e inteligencia

La corteza parietal es esencial para realizar algunas funciones cognitivas, como la atención, una capacidad que tienen todos los animales, pero que aparece aumentada en algunas especies como una marca de especialización evolutiva. Los autores de esta investigación consideran que una forma potenciada de atención pudo adquirirse entre los neandertales.

Destacan que la atención está considerada un componente clave de la inteligencia, susceptible de selección evolutiva, y que sus mecanismos cognitivos y neurobiológicos probablemente sufrieron cambios profundos en el curso de la evolución humana.

Añaden que la atención puede ser concebida como un factor limitante para la inteligencia: permite una coordinación selectiva de procesos cognitivos específicos a lo largo del tiempo, independientemente de los estímulos externos.

Relacionan los cambios observados en la corteza parietal de los neandertales con los cambios culturales asociados a la complejidad tecnológica y social que se aprecian en esta especie, para concluir que alguna forma de atención ampliada fue adquirida por el neandertal.

Evolución cerebral

En Homo sapiens se produjo una evolución parecida, pero mucho más potente: experimentó un aumento mayor de los lóbulos parietales que le permitió alcanzar niveles considerables de atención, entendida como la capacidad de mantener el proceso cognitivo centrado en un objetivo en el tiempo y en el espacio, ante distracciones internas y externas.

Estas variaciones anatómicas coinciden con los cambios culturales asociados con la complejidad tecnológica y social adquirida por homo sapiens a lo largo del tiempo.

Toda esta evolución tuvo un resultado inesperado, porque los lóbulos parietales, que son parte fundamental de la red atencional, también están implicados con la capacidad de imaginación visual asociada a nuestra particular habilidad de proyección hacia el pasado (recuerdos) y el futuro (predicción).

Desajustes

Esta capacidad ha provocado en los humanos modernos un desajuste entre esta capacidad de proyección y la red atencional, que afecta al equilibrio entre la percepción del momento presente y las cavilaciones internas sobre el pasado y el futuro. Son las principales causas de la alta prevalencia de estrés, ansiedad y depresión en las sociedades humanas.

Como reacción a esta eventualidad, ha surgido una forma de entrenamiento cognitivo del sistema perceptivo y atencional que, en los últimos años, ha sido ampliamente estudiada en neurociencia por sus efectos sobre la capacidad de dirigir y mantener la atención en el momento presente.

Esa práctica se llama meditación, cuya forma más conocida en la sociedad occidental, la atención plena, a veces se conoce como atención pura. Evita la divagación y potencia la concentración en el presente.

Conclusiones

Esta investigación, dirigida por el paleoneurólogo Emiliano Bruner, concluye que neandertales y sapiens compartieron un mismo episodio evolutivo, el desarrollo de los lóbulos parietales, que fue muy pequeño en la especie extinta y muy potente en los humanos modernos.

Resulta difícil pensar que los neandertales, con sus limitados lóbulos parietales, tuvieran alguna capacidad de meditar tal como se conoce esta práctica entre los humanos modernos, explica Bruner a Tendencias21.

Añade que en teoría no podían padecer el estrés y la ansiedad propio de los humanos modernos, porque su capacidad de atención estaba centrada en el presente y no divagaba entre el pasado y futuro, como ocurrió con los sapiens.

En el caso del sapiens, las inferencias en arqueología cognitiva indican también que se especializó en memoria de trabajo e integración visoespacial, en comparación con taxones humanos extintos.

La memoria de trabajo u operativa es la que nos permite mantener en la mente los elementos que necesitamos para realizar una tarea, mientras que la integración visoespacial la necesitamos para gestionar el espacio en el que vivimos.

Metaconsciencia

Es probable que la especialización del sapiens en estas características cognitivas esté asociada a cambios evolutivos en el sistema de atención y en los procesos cognitivos relacionados con la metaconsciencia, entendida como el control consciente de la divagación mental, de la resistencia a las distracciones y de la gestión de las emociones, habilidades propias de los humanos modernos, añade Bruner.

Aunque estas conclusiones son especulativas, ofrecen una interpretación integral de los comportamientos tecnológicos y sociales asociados con la evolución del género humano, uniendo la psicología y la antropología evolutiva.

Concluye Bruner que, a pesar de la importancia de la atención en todos los procesos cognitivos, esta habilidad no ha sido abordada desde una perspectiva paleoantropológica hasta este estudio pionero, que lo realizó en colaboración con Roberto Colom, del Departamento de Psicología de la Universidad Autónoma de Madrid.

Referencia

Can a Neandertal meditate? An evolutionary view of attention as a core component of general intelligence. Emiliano Bruner, Roberto Colom. Intelligence, Volume 93, July–August 2022, 101668. DOI: https://doi.org/10.1016/j.intell.2022.101668