El catálogo de estrellas elaborado por el astrónomo griego Hipparchus entre los años 162 y 127 antes de Cristo, considerado como el primer intento conocido de cartografiar todo el cielo nocturno, puede haber sido descubierto en un pergamino conservado en el Monasterio de Santa Catalina, en la Península del Sinaí, en Egipto.

Una nueva investigación publicada recientemente en la revista científica Journal for the History of Astronomy concluye que el catálogo de estrellas que produjo el astrónomo griego Hipparchus o Hiparco hace más de 2.100 años, considerado como el mapa más antiguo de todo el cielo pero hasta el momento oculto, ha salido finalmente a la luz. Fue descubierto gracias a las imágenes multiespectrales obtenidas de un manuscrito palimpsesto, junto a su posterior desciframiento e interpretación. 

Las coordenadas del mapa elaborado por Hipparchus se descubrieron dentro de un pergamino medieval, que formaba parte de la colección de la biblioteca del Monasterio Ortodoxo Griego de Santa Catalina, ubicado en la Península del Sinaí, en Egipto. Oculto bajo los textos cristianos, los especialistas descubrieron parte del catálogo de estrellas perdido hace mucho tiempo y buscado durante siglos. 

Los orígenes de la astronomía como ciencia

De acuerdo a un artículo publicado en la revista Nature, las páginas del pergamino contienen el Codex Climaci Rescriptus, un compilado de textos siríacos que fueron escritos entre los siglos X y XI después de Cristo. Sin embargo, el códice medieval es un palimpsesto: esto significa que se trata de un pergamino que el escriba “limpió” del texto más antiguo, para que pudiera reutilizarse. 

Para los científicos Victor Gysembergh, Peter Williams y Emanuel Zingg, autores del nuevo estudio, todas las evidencias indican que el palimpsesto se basa en el catálogo de estrellas elaborado por Hipparchus, que vivió entre los años 190 y 120 antes de Cristo. Hipparchus, también conocido como Hiparco de Nicea o Hiparco de Rodas, fue un astrónomo, geógrafo y matemático que nació en la antigua ciudad griega de Nicea.

De comprobarse finalmente el descubrimiento del antiguo mapa de Hipparchus, considerado el mayor astrónomo de la antigua Grecia, no solo se verificaría que el erudito helénico produjo un mapa de los cielos siglos antes de otros intentos conocidos, sino que además se arrojaría luz sobre un punto importante del nacimiento de la astronomía como ciencia, evidenciando el momento en que los astrónomos pasaron de describir patrones que veían en el cielo, a medirlos con cierta precisión y a establecer predicciones sobre los fenómenos. 

Detalla del primer mapa del cielo nocturno, que estaba oculto en un pergamino medieval (en amarillo el texto oculto recuperado). Museo de la Biblia ( CC BY-SA 4.0 ). Foto de Early Manuscripts Electronic Library/Lazarus Project, Universidad de Rochester.

Evidencias contundentes

Los registros indican que este primer intento por mapear todo el cielo se confeccionó entre los años 162 y 127 antes de Cristo. Ante la ausencia de un telescopio, Hipparchus habría utilizado un tubo de observación, conocido como dioptra, para realizar sus observaciones. También habría obtenido datos mediante un mecanismo llamado esfera armilar, un modelo reducido del cosmos desde la perspectiva terrestre, a lo largo de innumerables horas de trabajo. 

El manuscrito, que ahora pertenece en su mayor parte al Museo de la Biblia de Washington, en Estados Unidos, fue analizado en 2017 por los investigadores: se utilizaron imágenes multiespectrales de última generación, efectuándose 42 fotografías de cada página en diferentes longitudes de onda de luz. Al mismo tiempo, se usaron algoritmos informáticos para buscar combinaciones de frecuencias que mejoraran el texto oculto.

Los resultados demuestran que el catálogo de estrellas se compuso originalmente en coordenadas ecuatoriales. También confirma que es consistente con las coordenadas estelares reales en ese momento, con una precisión que supera al mapa elaborado posteriormente por el sucesor de Hipparchus, Claudius Ptolomeo. 

Según los investigadores, el pasaje sobreviviente al paso de los siglos, que fue descifrado por los científicos en la Universidad de la Sorbona, en París, tiene aproximadamente una página. Establece la longitud y el ancho en grados de la constelación Corona Borealis, y da las coordenadas de las estrellas en su extremo norte, sur, este y oeste.

Referencia

New evidence for Hipparchus’ Star Catalogue revealed by multispectral imaging. Victor Gysembergh, Peter J. Williams and Emanuel Zingg. Journal for the History of Astronomy (2022). DOI:https://doi.org/10.1177/00218286221128289