Gijón, J. C. GEA

La tragedia personal de una argentina descendiente de asturianos cuya madre desapareció durante la dictadura de los años setenta suministra el relato que sustenta «La carta de Bárbara», documental de Ramón Lluís Bande que ayer tarde se presentó en el centro de interpretación del cine en Asturias. El estreno de la película, coproducida por la Productora de Programas del Principado, con la participación de la Agencia Asturiana de Cooperación al Desarrollo, contó con el respaldo del consejero de Relaciones Exteriores, Francisco Javier García Valledor, y el director de la Agencia, Rafael Palacios, así como con la presencia de la única protagonista del relato, Bárbara García.

«Mi historia no es mi historia, es la historia de todos los asturianos y de los más de 620 españoles desaparecidos», proclamó la mujer cuyo relato, leído en forma de carta a lo largo de casi 90 minutos con insertos en algunos de los escenarios de su narración -en Asturias y en Argentina-, ocupa todo el metraje del documental. A través de su voz y su periplo, los espectadores conocen en primera persona los antecedentes asturianos -un abuelo militante del PCE exiliado-, la experiencia de la militancia de la madre vista desde los ojos de una niña, el estremecedor relato de la detención y el secuestro, y el modo en que afecta a toda la vida posterior de la pequeña.

«Es una película política, pero rompiendo mitos y estereotipos. No hay relato colectivo, no hay pañuelos blancos, no hay muchas lágrimas», señaló, por su parte, el director, que opina que «al provocar pena se crea un espectador pasivo que cree que paga el precio con las lágrimas que echa en la sala». Lo que Bande ha buscado con «La carta de Bárbara» es más bien «que la película crezca después de vista, que produzca rabia y rechazo a ciertas prácticas». Bárbara García apostilló, en esa línea, que espera que el documental añada «esperanzas en el camino de la búsqueda de la verdad y de que se haga justicia».