Avilés, Saúl FERNÁNDEZ

Marisa Paredes cederá su alma divina a la pianista Charlotte y protagonizará «Sonata de otoño», el tercer estreno nacional de la temporada avilesina, una tragedia de Ingmar Bergman cuya primera función acogerá el teatro Palacio Valdés el próximo martes día 8, tras un retraso de cuatro días.

-¿Qué tal ve a Charlotte, la mala madre de «Sonata de otoño»?

-Hago teatro para procurar arriesgarme y hacer algo que no es fácil. El papel de Charlotte me ofrecía eso precisamente.

-Pero usted no es tan mala como la pianista a la que interpreta.

-La pianista es una mujer que deja a sus hijas por su carrera. Pero en la relación de padres e hijos se pasa de ser buenos a malos con bastante facilidad.

-Esta Charlotte guarda ciertas similitudes con otras mujeres que interpretó.

-La madre de «Tacones lejanos», por ejemploÉ

-También la reina Gertrudis, de «Hamlet».

-También, tambiénÉ Como le decía, yo interpreto a una artista dominada por su propio arte y no por su familia. A esto hay que añadir la circunstancia del éxito.

-¿A qué se refiere?

-A que el desapego entonces se multiplicaÉ Imagínese a Maria CallasÉ Bueno, Maria Callas no, que no tuvo hijos. Hablo de una Montserrat Caballé, una cosa así.

-Una artista con un carisma gigante.

-Más o menosÉ Le iba a poner de ejemplo a algún pintor, pero no es buen ejemplo, los pintores al fin y al cabo trabajan solos y pueden tener a los hijos correteando por el taller. Bueno, todo esto iba por el hecho de que Charlotte ni es buena, ni malaÉ Es una mujer que triunfa, pero ese triunfo al final se lo cobran sus hijas.

-Regresa al teatro.

-Exacto, regreso. Porque últimamente se me ubica únicamente en el cine.

-Y no es así.

-Empecé este trabajo en la escena, sobre las tablas. A los 15 años. El teatro fue mi primera escuela de formación. Hasta que llegaron los Estudio 1, uno de los poquísimos programas culturales que había entonces, cuando sólo funcionaban dos canales.

-Trabajar sin parar.

-Fue una cantera extraordinaria. Hacías una función cada diez días. Allí, además, comenzaron directores que venían de la Escuela de Cine como Claudio Guerín, como Pilar Miró, como Martínez LázaroÉ Es decir, al teatro se sumaba una idea original de narrativa, de contar en imágenes. A la vez, trabajaron más clásicos. Me refiero a Pérez Puig, a González VergelÉ Con este último hice casi todos los trabajos.

-Y así llegamos a «Sonata de otoño». Es usted muy exquisita en la elección de sus proyectos.

-Es que puedo. Bueno, el teatro te exige muchísimo. Hay que marcharse de casa, hay que seguir la «tournée»É Para meterte en el teatro hay que elegir muy bien y, como le decía, yo puedo.

-El retraso del estreno se debe a un compromiso previo suyo con el cine.

-Sí, acabo de terminar el rodaje de «L'uomo che ama», es decir, «El hombre que ama». Está dirigida por Maria Sole Tognazzi, una de las hijas de Hugo Tognazzi, una extraordinaria directora que conoce muy bien el oficio.Las películas en el extranjero vienen de cuando Almodóvar. Me llamaron, incluso, de Australia.