Washington, Agencias

Con una entereza propia de sus personajes, Charlton Heston hizo público que padecía una enfermedad, Alzheimer, que le iría mermando poco a poco la memoria y sus funciones vitales, al igual que le ocurrió a su buen amigo, el que fuera presidente de Estados Unidos Ronald Reagan. «Debo tener coraje y resignación en igual medida», dijo en aquel momento Heston, quien se vio obligado a cerrar definitivamente entonces la puerta al cine y a toda actividad pública al frente de la Asociación Nacional del Rifle, organización en favor de las armas que encabezó durante años y que le convirtió en lideró de un movimiento en una época en la que sus apariciones delante de la cámara se hicieron cada vez más inusuales.

Heston murió en su casa de Beverly Hills rodeado de sus seres queridos, según informó su familia a través de un comunicado. «Le conocimos como un adorable marido, un amable y devoto padre y un gentil abuelo, con un contagioso sentido del humor», explicó la familia en su nota, según informaciones de la cadena CNN recogidas por «OTR/Press». Una nota de la familia que destacaba su valores, muy en la línea de los predicamentos del actor en su vida real: «Amó profundamente, y fue profundamente amado», añadió esta escueto texto, que no da información concreta respecto a los actos de despedida, aunque sus allegados ya han expresado la intención de que el funeral se celebre de la forma más íntima posible.

En su currículo también aparece, al margen del cine, su activismo político de derechas y la citada presidencia de la Asociación Nacional del Rifle, cargo que regentó desde 1998 hasta 2002.

Estos años le llevaron a ser la cara visible de un movimiento muy popular desde el que se defiende el derecho a la libre posesión de armas, pero que le ha valido incontables reproches.

De hecho, el cineasta Michael Moore puso en un aprieto a Charlton Heston en su documental «Bowling for Columbine», precisamente crítico con la utilización de estos peligrosos objetos. Moore hizo de este documental su gran obra frente a la Administración Bush, pero también como ideario del cineasta en cuanto al rumbo político y social de Estados Unidos.

Sin embargo, a Heston también se le recuerda como una de las personalidades que en 1963 se encontraba junto a Martin Luther King en Washington, durante el célebre discurso en el que el activista dijo tener el sueño de una sociedad sin racismo. No en vano, durante esa época, el actor se erigió como un firme defensor de las causas de King, de quien era amigo personal.

El presidente estadounidense, George W. Bush, llegó a decir de Heston que «la grandeza de los personajes en la pantalla se ha visto también a lo largo de su vida». El propio actor, que deja viuda, dos hijos y tres nietos, confesó en sus últimos momentos ante sus parientes haber disfrutado unos plenos 84 años: «¡He vivido una vida tan maravillosa! ¡He vivido lo suficiente como para dos personas!», añadieron sus familiares en su comunicado, citando a Heston. Con la muerte del actor, el Hollywood dorado pierde a casi todos sus mitos, los de las décadas de los cuarenta y cincuenta.