Washington, Efe

El actor estadounidense Charlton Heston, que interpretó para la inmortalidad papeles históricos como Moisés, Miguel Ángel y el Cid, falleció en su residencia de Beverly Hills, en Los Ángeles, a los 84 años.

El artista, que llevaba retirado de la interpretación desde hacía años, padecía alzheimer desde el año 2002.

Además de retirarse del cine, Heston, de claras convicciones republicanas, se vio obligado a abandonar su actividad pública al frente de la Asociación Nacional del Rifle, organización en favor de las armas que lideró durante años. No obstante, atrás queda una carrera cinematográfica legendaria, con más de 70 películas interpretadas, que sin duda le convirtió en uno de los grandes iconos masculinos de la industria.

La voz profunda y el rostro sobrio de Charlton Heston permitieron al Hollywood de los años 50 revivir personajes históricos como Moisés o el Cid. «Tengo una cara de otro siglo», llegó a decir el actor.

El legendario interprete ganó un «Oscar» por «Ben-Hur», la película más aclamada de la historia. Heston encajó perfectamente en el tipo de estrella que Hollywood buscaba para sus grandes producciones de los años 50, para las que la industria buscó inspiración en la Biblia y en los libros de historia.

Heston será recordado como el Moisés de «Los diez mandamientos» y el héroe de la reconquista española, don Rodrigo Díaz de Vivar, en «El Cid».

Sin embargo, sus reencarnaciones de personajes históricos no acabaron ahí, pues resucitó a San Juan Bautista, a Miguel Ángel, a Marco Antonio, al cardenal Richelieu y a Enrique VIII.

También participó en otras grandes producciones, como «Cincuenta y cinco días en Pekín», «Titanic», «Terremoto» y «El planeta de los simios», historia en la que volvió a participar cuando interpretó un pequeño papel en la nueva versión de Tim Burton.

John Charlton Carter -éste era su verdadero nombre- nació en Evanston, Illinois, el 4 de octubre de 1924, y ya desde pequeño amó el teatro, lo que le llevó a inscribirse en cursos de teatro en la Universidad, donde conoció a su esposa, Lydia Marie Clarke, con la que tuvo dos hijos.

Con ella interpretó varias obras de teatro y más tarde protagonizó, en 1948, la obra de Shakespeare «Antonio y Cleopatra», que le proporcionó gran éxito durante dos años.

Heston fue contratado para interpretar el papel de Marco Antonio en la película «Julio César» (1949), dirigida por David Bradley, que le abrió el camino al estrellato. Con este mismo director había trabajado ya en «Peer Gynt» (1942).

A partir de ahí su carrera despegó, y realizó decenas de películas, entre ellas «El mayor espectáculo del mundo» (1951), de Cecil B. DeMille; «Cuando ruge la marabunta» (1954), de Byron Haskin; «El secreto de los incas» (1954), de J. Hopper; «Horizontes azules» (1955) y «Los diez mandamientos» (1956), de Cecil B. DeMille; y «Sed de mal» (1957), de Orson Welles.

Consiguió el «Oscar» al mejor actor protagonista por su trabajo en «Ben-Hur», en 1960, aunque él siempre dio mas valor a la calificación de «Mejor marido de Hollywood».

En 1961 protagonizó, con Sofia Loren, la película «El Cid», dirigida por Anthony Mann y rodada en Peñíscola (Castellón).

España, una referencia

Su filmografía durante los años sesenta se completa con películas como «Cincuenta y cinco días en Pekín» (1963), con Ava Gardner y rodada en España; «El tormento y el éxtasis» (1965), basada en la novela de Irving Stone y en la que encarnó el papel de Miguel Ángel; «El señor de la guerra» (1965), ambientada en la Normandía del siglo XI; «Kartum» (1966), junto a sir Laurence Olivier; y «El planeta de los simios» (1968).

A éstos siguieron otros papeles históricos, como los que interpretó en «Los indomables», sobre un magnate de plantaciones en Hawai, y «Marco Antonio y Cleopatra», rodada en Almería y en la que intervinieron los actores españoles Fernando Rey, Juan Luis Galiardo y Carmen Sevilla. También trabajó en «Los tres mosqueteros» (1974), en la que hizo de cardenal Richelieu, y rodada en España; «Aeropuerto 1975» (1974); y «Terremoto» (1974), con Ava Gardner, entre otras películas. Además de su figura artística, también tuvo una gran relevancia su faceta política, como el último bastión de los conservadores en Hollywood.