Avilés, Saúl FERNÁNDEZ

Marisa Paredes emocionó anoche en un teatro Palacio Valdés rendido casi por completo al talento de la intérprete madrileña, en su regreso a las tablas, después de un «Hamlet» con Eduard Fernández. La actriz fue anoche, por primera vez, Charlotte, una pianista en la cumbre, una mujer que huye de su familia, pero con la que se enfrenta en esta «Sonata de otoño», que ayer comenzó su carrera comercial en España.

El Palacio Valdés abrió anoche sus puertas al tercer estreno nacional de la temporada, un hito en la programación del odeón local. Se alzó el telón del coliseo avilesino y surgió la vida oscura de una familia en declive, de las relaciones tensas de una madre excelsa y de una hija que renunció a todo bienestar aparente.

«Sonata de otoño» es una función dirigida por el prestigioso director de escena José Carlos Plaza. Completaron el reparto Nuria Gallardo, que fue Eva; Chema Muñoz, el marido, y Pilar Gil, una Helena extraordinaria, un trabajo «a la altura de una creación de Hollywood», al decir de varios espectadores a la salida de la función de debut.

La compañía, de la productora madrileña Pentación, llegó a Avilés el miércoles pasado y desde entonces ha ido ultimando todos los detalles para que anoche haya podido tener lugar un nuevo estreno nacional, a sumar a la larga lista de los del teatro Palacio Valdés.

«Sonata de otoño» nació como un guión de cine. Lo rodó Ingmar Bergman a mediados de la década de los setenta, pero el resultado final no satisfizo al genio sueco. El trabajo de Plaza consistió en conducir el proyecto por el camino de las esencias que había marcado Bergman en sus memorias.