Oviedo, J. B.

Leo Bassi, actor, showman televisivo y payaso, esto último «de tradición familiar», dice, nunca deja indiferente a nadie, quizás una condición indispensable para ser un artista. Sin embargo, con su obra «La revelación» ha pasado de ser enfocado por los cañones de luz escénica a los cañones de guerra. El miércoles el cómico italiano actúa en el Teatro Escuela de Pumarín, en Oviedo. Es uno de los actos conmemorativos del aniversario de la proclamación de la II República, que se cumple hoy.

-¿Después de todo sigue representando «La revelación»?

-En junio voy a presentar «Utopía», pero «La revelación» es uno de mis mejores espectáculos. Cuando empecé con estas actuaciones, hace dos años, no pensaba ni por asomo lo acertado del argumento. Ahora se ve que las historias que yo narro se han puesto en primer plano.

-¿Como qué?

-La posición de la Iglesia española ante un Estado laico, su reacción ante la Educación para la Ciudadanía, el abortoÉ dan la razón a mis argumentos. Yo pensaba que estos temas eran importantes y era necesario contarlos. Los hechos lo han ratificado.

-¿«La revelación» es una provocación suya a un sector muy sensible a según qué temas?

-Siempre he intentado hacer las cosas a mi manera, y no creo que sea provocar. Yo veo a los conservadores como más provocadores.

-Viene a actuar a Oviedo en los actos conmemorativos de la II República, ¿por alguna razón?

-Yo soy extranjero y mi planteamiento con España es de gran amor. Llevo quince años aquí, tengo una cierta idea de un Estado laico y tengo tradición republicana. Italia también. Pero yo no hablaría mal del Rey, porque lo respeto y respeto la Constitución.

-¿Dónde se sitúa: showman de televisión o actor de teatro?

-Hace casi ocho años que no salgo en televisión. Fue una decisión personal porque me di cuenta de que ciertas cosas no se pueden hacer en televisión. Hay más libertad en el teatro. De todos modos, yo vengo de una familia de seis generaciones del circo.

-¿No hay libertad en la televisión?

-Hay más libertad en el teatro. La tele está para vender cosas, los anunciantes presionan y mandan mucho; es el medio más bajo en la actualidad. Yo cada vez voy más a internet, a Youtube. Es algo que se puede ver, aunque no para gran consumo.

-¿Youtube no es para gran consumoÉ?

-Youtube no es para gran consumo, son cosas que duran tres minutos y que al poco tiempo desaparecen. Es excitante e interesante. Yo mismo tengo vídeos que han llegado a 25.000 personas.

-Volvamos a «La revelación» ¿No teme, además de herir sensibilidades, que usted salga herido?

-«La revelación» me dio mucho estrés, mucho miedo. En los primeros meses, le recuerdo, pusieron una bomba en el teatro Alfil en Madrid. Y no eran fuegos de artificio, era un kilo de explosivo a pocos metros de la puerta de mi camerino. A eso hay que sumar los ataques, las descalificacionesÉ En Madrid la Policía me aconsejaba cambiar de itinerario. Son cosas raras en una sociedad moderna y europea. En Toledo tuve que actuar también con la Policía vigilando.

-¿Está seguro de que no ofende?

-Las personas que han hablado no han visto el espectáculo. Es horrible que las personas que hablan en nombre del cristianismo me descalifiquen como lo hacen. Yo soy ateo y «La revelación» es un espectáculo que habla del ateísmo. He tenido muy buenas conversaciones con teólogos que no entendían, pero respetaban. No se ofendían, no aceptaban ciertas cosas, peroÉ Leonardo Boff, el teólogo de la liberación, me ha dedicado un libro y le acusaban de ser un sociólogo comunista. Aquí, en España, muchos ataques contra mí vienen de cuando iba al Valle de los Caídos con una enorme foto de Saddam Hussein. Fui continuamente agredido por gente de la Falange. Hay cosas que han vuelto.

-¿Qué ha vuelto, qué ha visto?

-He visto restos del nacionalcatolicismo en la gente que iba al Alfil; se veía allí a Blas Piñar.

-No parece que se perciba eso en la sociedad española.

-Pues el diez por ciento es afín al nacionalcatolicismo.

-¿Tanto?

-Sí, tanto, en Andalucía, Madrid, en muchos sectores, por eso ganó las elecciones Esperanza Aguirre; las ganó con esta forma de pensar.

-¿En otros países cómo reaccionan ante La Revelación»?

-En Alemania protestan. El Papa es de allí, pero respetan. Estoy haciendo también actuaciones en Francia. Sólo en España he tenido estas agresiones. Incluso en Portugal, un país muy católico, la cosa se quedaba sólo en discrepancia.

-¿Y en Italia?

-En Italia el catolicismo está por encima de Italia. No piensan que un payaso pueda hacer caer el Vaticano. Tuve mucho público en Roma, NápolesÉ, pero nadie protestó. Ellos no creen que yo pueda tumbar el Vaticano.

-¿Algún mensaje para la Iglesia asturiana ante la representación?

-Es un grandísimo gusto hacer el espectáculo. Al obispo de Asturias le digo que vaya a verme y que me diga dónde me estoy equivocando teológicamente. No son provocaciones. No es un escándalo. Hace reír y tiene un punto filosófico muy acertado. Es algo que deben saber quienes me descalifican, quienes me insultan. Sí, que vaya el obispo.