Viene de la página anterior

La primera canción cinematográfica fue un gran clásico de «Mago de Oz», en versión muy bien acompañada por la orquesta de «Rumbo a la fama», que dirige Jesús Ángel Arévalo. La atmósfera del celuloide se respiraba desde el patio a los anfiteatros.

Para evitar momentos monótonos la gala contó con un soporte visual espectacular. Así, en la presentación de cada finalista se proyectaba un vídeo (a través de varias pantallas de gran calidad de imagen) con las anteriores pruebas que habían realizado. Del vídeo salió también un viaje que hizo gran ilusión a los cuatro finalistas. Dos sorpresas: la primera, visitar las instalaciones en Madrid de Globomedia, productora que tiene en su nómina a las series de referencia de las últimas décadas. De otra parte, el maestro de ceremonias en la sede de la productora era ni más ni menos que Luis San Narciso, asturiano y maestro de casting. Precisamente, él es el rey de los cazatalentos y ésa es la propuesta de «Rumbo a la fama», el programa que patrocina el Ayuntamiento de Oviedo en colaboración con LA NUEVA ESPAÑA. San Narciso presentó por los pasillos y los platós de Globomedia a Patricia Conde, Paco León o Pepe Viyuela, entre otros. El mierense mandó saludos y besos al público y al programa. Antes de la despedida, Paco León tuvo tiempo para hacer un pequeño chiste: «Pasa uno, sois enemigo».

Entre la música y los vídeos los operarios de «Rumbo a la fama», muy bien coordinados, iban montando y desmontando escenario. Había que ir recreando las escenas para ver a los finalistas. Tras la cúpula situada en la zona central se fueron montando y desmontando mesas y sillas, botellas y vasos de chupito para ir dando ambiente. Todo muy bien sincronizado. El trabajo dio sus frutos para que el público disfrutara de momentos de plató muy interesantes, ya que los futuros actores se repartían entre dos lugares de interpretación: el improvisado tras la cúpula, donde se hicieron las escenas de Isabel Fernández y Mariana Ayala, y un segundo en la esquina, donde se utilizó el sofá para la representación de la ganadora Nené Santos y de Miguel Ángel Serrano. Aún hubo tiempo, en una segunda entrega, para que deslizaran su habilidades con una prueba de improvisación: Nené mostró su faceta de mimo, Isabel lo hizo marcándose un baile flamenco bajo «Entre dos aguas», de Paco de Lucía, Mariana se hizo clown por momentos y Miguel Ángel Serrano combinó danza contemporánea con esgrima, también al amparo de Paco de Lucía. Fueron sus últimas actuaciones antes de que el jurado decidiera el ganador. La improvisación se dejó a la libre elección de cada uno de ellos.

La gala, dicho está, adornó todo este esfuerzo y despliegue de los participantes con mucha música. Tanto desde la parte instrumental de la orquesta de «Rumbo a la fama» como de las cantantes que desfilaron. A la interpretación de Marta Pérez hay que sumar la de Natalia, que fue todo un espectáculo a golpe de copla, como en ella es habitual. Natalia fue la primera ganadora del concurso y desde entonces ha quedado muy ligada al certamen. Cuando concluyó recibió una larga ovación del público. La cantante, además de bordar aquello de «... Y, sin embargo, te quiero», dominó la escena, actuó y mostró todas sus habilidades. Fue interrumpida en más de una ocasión. La parte musical se terminó con otro clásico del cine. Ni más ni menos que «Desayuno con diamantes». Su pieza central «Moon River» salió de una versión de María Pérez. Una bella canción y película que, como dijo Agustín Bravo, contó con presencia española, la de José Luis Vilallonga.

El último elemento que destacó en este espectacular momento de «Rumbo a la fama» fue un vídeo sobre Oviedo y su Catedral, que comentó Tete Bonilla. El auditorio fue, pues, ayer el mejor lugar para respirar cine y, de paso, para conocer a los futuros actores de este país. De momento, han llegado cuatro hasta los últimos instantes. El próximo año se descubrirá algún nuevo talento de la escena, una escena nacida desde Oviedo.