Gijón, Ch. NEIRA

Balmoral, residencia de verano de la monarquía británica aparte, era una coctelería de Madrid de las de antes, en las que no había hilo musical ni más distracciones que las de las botellas para que poetas, pintores y demás bohemia prolongaran la tertulia hasta la madrugada del día siguiente. Lo evocaba así ayer Loquillo, como «universo privado», en un viaje promocional a Gijón (vino a grabar para «Terapia de grupo», en la TPA). Su nuevo disco ha querido coger el testigo de aquel local, y «Balmoral» luce ahora en el título de su nuevo trabajo y en el bolsillo de su americana, a modo de escudo.

Cerraron el Balmoral y Loquillo saca nuevo disco. Tampoco es un resumen preciso. Por el medio pasaron bastantes cosas. Primero, después de haber empezado a trabajar en lo que iban a ser canciones de un disco en solitario, el quinto, se cruzó por el medio el directo con «Trogloditas» «Hermanos de sangre». Luego empezó la despedida, tan gloriosa como haber abierto en España para «Los Who» y «Los Rolling Stones». Y el ciclo se acabó. Loquillo explica que los músicos de «Trogloditas» no estaban preparados para el nuevo giro y que, por otra parte, la transición se había empezado a construir con la entrada del asturiano Igor Paskual (ya en 2002) y con la llegada de Jaime Stinus, hasta entonces productor, para sustituir a Guille Martín, fallecido en 2006.

Ahora, disuelta la banda con la que tanto recorrió, Loquillo se siente, con una formación que completan Laura Gómez, Laurent Castagnet y el también asturiano Mario Fueyo (último fichaje), más grupo que nunca: «Éste es el quinto disco en solitario pero también el principio de algo que es Loquillo, nunca con tanto sentido de grupo. Me suena más a banda, y lo dice alguien que ha estado veintitrés años con "Los Troglos"».

En «Balmoral», pues, comienza una etapa en la que Loquillo pasa a ser también una banda de rock'n'roll, y ya no las peripecias en solitario del cantante de «Trogloditas». Es también una nueva andadura que «musicalmente», lo presiente, le va a llevar «a otro sitio». Aunque ignore todavía las vueltas que dará su estilo y sabe que ha llegado el momento de dejar descansar las máscaras: «Antes tenía que interpretar tres personajes: el rockista, el hedonista y el comprometido. Ahora la banda me permite contener, y es lo que he hecho. Ha dejado que el nuevo personaje, con los tres incorporados, saliera solo. El rock'n'roll es el exceso y antes yo era una perversión. Ahora me puedo acercar de forma normal y lógico al "front-man" o al "one man show", ya no necesito los tópicos del rock'n'roll».

Evoluciones musicales y personales aparte, en «Balmoral» Loquillo le da al palo evocador y nostálgico, pasando del rock a la canción de autor sin traumas. Su guitarrista, Igor Paskual, resume con la definición de «disco cantábrico» y Loquillo lo aplaude. Composiciones del asturiano, de Sopeña, de Segarra o de Stinus redondean la nómina de compositores a los que se suma la colaboración de lujo: «Johnny Hallyday» en «Cruzando el paraíso».