Nacho Mastretta / Teatro Jovellanos, viernes 16 de mayo

Nacho Mastretta nunca ha sido un creador convencional. Él apuesta por la música instrumental, configurando un universo bastante personal en el que tienen cabida todo tipo de intérpretes y parámetros sonoros. Hoy en día parece que si dentro del ámbito de la música popular se presenta una propuesta que no incorpora voces, la gente tiende al prejuicio: o bien se teme un discurso radical o bien que se quede vacío al no haber un texto que potencie esa base. El viernes, Mastretta demostró en el teatro Jovellanos que sabe cómo poder llegar a la audiencia y transmitir ideas accesibles con un tratamiento más sofisticado de lo habitual.

Desde el primer momento la formación de diez músicos supo dinamizar el espectáculo de manera soberbia. Sobre el escenario, el baterista Ricardo Moreno, el pianista Luca Frasca, el guitarrista Pablo Novoa, la cellista Marina Soria y el contrabajista Pablo Navarro comienzan a hacer sonar sus instrumentos y a generar un ritmo base sobre el que improvisan la sección de viento y el violín desde el patio de butacas, capitaneados por Nacho Mastretta con el clarinete. Gradualmente, el caos se va moldeando y acaba teniendo unos desarrollos inesperados, pero en cierta manera cercanos. A partir de ese momento la música comienza a fluir, con muchos regustos del folclore centroeuropeo, el romanticismo académico, el jazz contemporáneo y la estética cinematográfica. Mastretta ejerció de histriónico maestro de ceremonias y multiinstrumentista ocasional, otorgando un impulso decisivo al ritmo del concierto. En hora y media, Mastretta demostró lo fácil que es ofrecer calidad instrumental disfrutándolo. Y eso es contagioso.