Oviedo, J. B. / Ch. N.

El momento más cálido, emotivo y cargado de sentimientos, artísticos y personales, no se hizo esperar. El primer galardón honorífico de los premios «Amas» («Anuario de la Música Asturiana»), que ayer se entregaron en una brillante gala celebrada en el teatro Filarmónica de Oviedo, lo recibió Alberto Fernández Velasco, constructor de gaitas, que ha dado un enorme prestigio al instrumento. Fernández Velasco evocó sus malos pasajes, pero también la luz de un pasaje como el de ayer en el día que se reconocía su obra. Se acordó emocionado de la persona que siempre estuvo a su lado, «a ella se lo dedico», dijo ya con la voz entrecortada y también alcanzó a nombrar a su hijo, Alberto Varillas. Cuando este gran luthier terminó, todos los presentes en el teatro se pusieron en pie, en lo que fue la ovación de la noche. Antes de ese momento, que unió a todo el mundo de la música, ya se habían repartido los premios de producción, letrista y otros instrumentos. Y justo después se dio el premio al mejor gaitero (José Suárez). En la gala hubo un par de grupos que hizo doblete, «Corquiéu» (disco y canción folk) y «Avalanch» (canción rock y videoclip).

La gala se abrió con un saludo «en off» para dar paso a los presentadores, Arancha Nieto y David Serna, que más adelante se harían eco de la buena marcha de los premios al dar el dato de que las votaciones prácticamente se doblaron respecto a la pasada edición.

El siguiente premio de honor fue para el Derrame Rock, que recogió su director, Enrique Granda, quien agradeció a instituciones, personas y prensa el apoyo durante estos años, especialmente, al alcalde de Pravia y a sus vecinos, donde se celebró el macroconcierto estos últimos años y que ahora se va para Orense. Granda aprovechó para reivindicar el papel de la gente que trabaja el rock en Asturias, y lanzó un contundente mensaje para que se den oportunidades a los promotores y profesionales asturianos de la escena.

Hubo un tercer «Amas» de honor, para Víctor Manuel, que fue recibido con la actuación sorpresa de Vaudí y Turienzo. El dúo hizo un popurrí reinterpretando canciones del de Mieres, que tuvo un discurso muy en pro de la música. Antes había dicho a LA NUEVA ESPAÑA que era el primer premio «musical» que le daban en Asturias. Ya en el escenario dijo que «esta es una profesión bien jodida, donde estás siempre esperando a que te llamen por teléfono y en la que siempre hubo déficit de locales. Ojalá haya un futuro más luminoso; habrá un tiempo mejor para la música. De ésta también se sale», sentenció. Y levantó aplausos al proclamar: «Les jode que seamos tan felices haciendo música subidos a un escenario». Fue un mensaje general a los ataques que recibe esta parte del arte desde diversos frentes.

Por cierto, la problemática de las actuaciones en pequeños locales estuvo latente y muy presente en algunos discursos, y, fuera de escena, con varias pegatinas de «Oviedo SOS Cultura».

Hubo mensajes de quienes recogieron premios en nombre de los ausentes (por trabajo u otros compromisos), y hasta el fiscal Gerardo Herrero recogió el premio de su hijo (mejor banda sonora, por «The Youth»). Una noche de música por todo lo alto con actuaciones de «Muñeco Vudú» y «Xera».