Directores de cine

Los Ángeles (Estados Unidos),

Claudia LORENZO

Roberto F. Canuto (Gijón, 1973) y Xu Xiaoxi (Sichuan, China, 1981) se conocieron en la New York Film Academy de Los Ángeles, donde estudiaban un máster en dirección de cine. Como proyecto de tesis, en vez de dos cortometrajes, como suele ser habitual, decidieron rodar juntos una película, «Desire Street», premiada el mes pasado con una mención especial en el 15 Mix México Festival Internacional de Cine. El jurado de Mix México valoró «su guión bien armado, con una historia sólida y personajes bien construidos». «Desire Street», que acaba de ser seleccionada para el Outfest Perú, cuenta la vida de tres miembros de una familia mexicana en Los Ángeles y cómo intentan sobreponerse a una tragedia. Roberto y Xiaoxi nos hablan desde China, donde trabajan en sus próximos proyectos.

-¿Qué les decidió a rodar un largometraje frente al resto de la gente, que rodaba cortos?

R. F. C.: Empezamos a escribir cada uno una historia, un cortometraje. Siempre nos involucramos en el proyecto del otro, con lo que nuestros cortos anteriores, aunque sean de Roberto o de Xiaoxi, en verdad son de ambos.

X. X.: Yo quería contar la historia de un personaje tímido al que le pasa algo poco común. Roberto quería explorar la relación entre dos mujeres, una muy libertina y otra muy conservadora, y ver qué salía de ése choque entre ambas.

R. F. C.: Nos dimos cuenta de que ambas historias podían ser parte de algo más grande. Hay historias perfectas que encajan en los tiempos del cortometraje, no creemos que hacer un corto sea menos que hacer una película. Simplemente, la nuestra necesitaba más tiempo para ser contada.

-¿Cómo ha sido la experiencia de codirigir? Sobre todo, teniendo en cuenta que hablamos de un director chino y un español rodando una historia sobre una familia mexicana en Los Ángeles.

R. F. C.: Nos gusta incorporar nuestros diferentes entornos en la historia. Precisamente por venir de culturas distintas, uno puede ver una escena de una forma y el otro de otra.

X. X.: Siempre intentamos que el otro entienda por qué vemos la escena de forma totalmente diferente.

R. F. C.: Queríamos y seguimos queriendo explorar las diferencias y las influencias culturales.

X. X.: ... Pero también buscamos lo que, a pesar de pertenecer a diferentes lugares, todos compartimos.

R. F. C.: A la hora de codirigir no tuvimos ningún problema. Cualquier duda que pudimos tener en el desarrollo de la historia la solucionamos antes de rodar...

X. X.: ... No podemos llegar al rodaje y cada uno soltarle una cosa diferente al equipo. Si hay diferencias de opinión, las corregimos antes entre nosotros.

-... De lo cual se deduce que quieren repetir la experiencia y emprender el mismo viaje juntos.

R. F. C.: Hombre, el mismo? «Desire Street» era una ópera prima para ambos, con un presupuesto muy reducido. Los gastos disminuyeron porque nos cargamos sobre los hombros muchas responsabilidades: edición, guión, dirección, fotografía, parte de la producción? En el siguiente esperamos escribir, colaborar también con un guionista y codirigir, pero librarnos del resto.

X. X.: En eso ayuda mucho el haber sido codirectores. Hay días en los que uno está más agotado y el otro menos, y agradeces que haya alguien que te anime y que te dé apoyo emocional.

R. F. C.: Yo creo que después de rodar «Desire Street» podemos rodar «Titanic». Qué narices, que nos den premios, que nos los merecemos todos (carcajadas de ambos). Hay quien dice que en rodajes difíciles salen películas más interesantes, precisamente por la tensión vivida.

X. X.: Nosotros aprendimos a contar la esencia de lo que queríamos decir. No teníamos tiempo o dinero para regodearnos en planos bonitos, teníamos que ir directamente a la historia.

-¿Qué sentís ahora al ver la película?

X. X.: Cada vez que la veo intento tomármelo como si fuese la primera vez, y eso que me la sé de memoria, y percibo cosas buenas.

R. F. C.: Al menos contamos lo que queríamos. Si el resto de los elementos falla pero lo que queríamos decir desde un principio se mantiene, merece la pena. Estoy seguro de que si dentro de diez años hacemos un «remake» de «Desire Street» con un gran presupuesto se verá más bonita, más cara, pero la esencia seguirá siendo la misma.

X. X.: También te sientes muy orgulloso.

R. F. C.: ... Y aterrorizado. Me llevó meses recuperarme, ser capaz de decir: lo que pase, pasará, la película está hecha y ya no se puede cambiar nada, pero también te emociona el haber pasado por ello con otras personas. No es lo mismo pintar un cuadro y sentirte orgulloso por haberlo hecho tú sólo que, en este caso, haber tenido a un grupo de gente que confía en ti, y tú en ellos.

X. X.: Sientes que todos dieron lo mejor de sí mismos. ¿Hay cosas que se pueden mejorar? Claro que sí, pero nadie se quedó a medias, dimos todo lo que pudimos dar.

-¿Y cuáles son vuestros nuevos proyectos?

R. F. C.: Estamos preparando un par de películas entre China y España. Y desarrollando una tercera historia entre China y el Tíbet. Tenemos que decidir con cuál empezar y buscar financiación. Y como eso nos va a llevar meses o un año, vamos a rodar un corto titulado «Chengdu is a little Paris» («Chengdu es un pequeño París»). Queremos rodar despacio, sin parar hasta que estemos felices con el resultado...

X. X.: ... Diferente del estilo de Los Ángeles.

R. F. C.: Yo creo que el secreto es seguir haciendo lo que quieres hacer. Si quieres ser guionista, escribe. Si quieres dirigir, hazlo. Cuánta gente se ha quedado en el camino por no seguir intentándolo.

X. X.: Se necesita mucha pasión para esto del cine. Es duro, es frustrante al principio.

R. F. C .: A mí me da igual. Yo voy a seguir haciéndolo, así tenga que rodar con la cámara más enana del lugar o dormir en la calle.

X. X.: Exactamente.