Que un concursante de un programa de televisión deje con la boca abierta a todo un plató es algo poco común. Pero puede pasar. Y eso no habla bien de quién participa en el programa de televisión. Pero el problema es, en no pocas ocasiones, que los nervios juegan malas pasadas. Eso le pasó el pasado fin de semana a una chica que acudía a concursar en "Ahora Caigo", el formato que presenta Arturo Valls en el principal canal de Atresmedia. Acudió con ganas pero se puso nerviosa.

La joven era la primera concursante a la que se enfrentaba el concursante central que, como en todos los programas, quería llevarse un bote de 100.000 euros a cambio de batir a diez de sus rivales. Y se lo puso en bandeja, al menos para empezar. Arturo Valls le preguntó a la chica por el pintor neerlandés postimpresionista autor de obras como Los Girasoles o La Habitación. Como siempre había una pista añadida.

En el letrero que aparecía bajo los concursantes se podían leer varias vocales y consonantes de la respuesta: en la primera palabra concretamente (el Van) se le daba la V y en la segunda otra G. Bastante sencillo. Pero pasaron los segundos y los nervios jugaron una mala pasada a la concursante. Se acabó el tiempo y no pudo decir el nombre del pintor.

El caso es que lo sucedido sorprendió a todo el mundo que se encontraba en plató. El propio presentador lo confesó. "No me puedo creer que lo hayas fallado, esto entra directamente en el top 10 del programa", sentenció Arturo Valls. Una afirmación que, desde luego, no contribuyó a que la chica se sintiera mejor. (Pero no es la primera vez que sucede algo "raro" en el programa. Aquí puedes leer el momento en el que se vivió una petición de mano).

Al final su contrincante tampoco consiguió llevarse el premio de 100.000 euros pero tanto uno como la otra lograron, al menos, sus 15 minutos de fama en televisión. Desde luego que a ninguno de ellos se le va a olvidar ese paso por la pequeña pantalla y estamos seguros que a la propia concursante que falló el nombre del pintor tampoco va a volver a entrar de la misma forma en un museo. Al menos no va a poder hacerlo con la misma perspectiva que lo hacía hasta ahora ni sin acordarse del día que se cayó por una trampilla de uno de los concursos más populares de Antena 3. Al final todo quedó en una anécdota y no hubo que lamentar demasiados problemas.