Alberto Chicote no sólo vive de hacer programas de televisión. Más bien al contrario. Él mismo se ha definido siempre como cocinero antes que como presentador de televisión. Por eso se esfuerza en aplicar sus dos locales los conocimientos que va distribuyendo a lo largo y ancho de toda España en su programa “Pesadilla en la cocina”. Y uno de esos consejos que da a establecimientos que están a punto de cerrar es el de que el cliente siempre tiene la razón y que si hay algún problema o si se ha cometido un error se reconoce, se pide perdón y se trata de solucionar.

Eso debe ser lo que pensó el cocinero hace apenas unos días cuando una clienta utilizaba las redes sociales para recriminarle que después de haber pagado una importante cantidad de dinero y de haber esperado un tiempo prudencial (comer en uno de los dos locales de Chicote en Madrid no es ni barato ni fácil en lo que se refiere a reservas), se decepcionó con lo que le sucedió cuando le trajeron la comida. “La comida estaba rica pero encontrar un pelo y un hueso de pollo en el canelón.. un poco decepcionada ya que venía con mucha ilusión y admiración hacia ti”, señaló la clienta en un mensaje público en la red social Twitter pero dirigido de forma personal al cocinero y en el que incluía una foto demostrando lo sucedido (la puedes ver al final de esta información). Chicote no tardó en contestar asumiendo el error y asegurando que tendría solución.

“Lo lamentamos muchísimo, nos ponemos manos a la obra”, afirmó Chicote. En su respuesta. Lo cierto es que ser uno de los cocineros más famosos del país no te libra de críticas. Casi que ni mucho menos. Incluso puede que por ello te critiquen más. En este enlace puedes ver las opiniones (negativas) que algunos clientes llegaron a poner en las redes sobre el local de Chicote.

Los hosteleros llevan tiempo denunciando que la proliferación de este tipo de páginas en las que se opina sobre (más que nada), bares, restaurantes y hoteles, no beneficia al sector porque no tienes necesariamente que haber consumido algo para poder opinar, lo que hace que muchas opiniones no sean del todo ciertas o, en todo caso, no sean realmente de gente que ha cenado o comido en un restaurante en cuestión. En el caso de Chicote la foto demuestra lo sucedido o que al menos hubo una consumición en el establecimiento.