La banda de electro punk “Hatari” con el tema «Hatrið Mun Sigra», es la curiosa propuesta de Islandia para Eurovision 2019. Con una estética y puesta en escena que recurre a las prácticas sadomasoquistas, la actuación se convierte en un cóctel de lo más explosivo para lograr (o todo lo contrario) un buen resultado para Islandia, país que nunca ha ganado el festival.

Y es que en los últimos veinte años, las actuaciones extravagantes, los disfraces o el transformismo han proliferado de manera notable en el concurso. El universo “friki” se ha dejado ver en numerosas ocasiones con presencias que no han dejado indiferente a nadie: muchas veces han tenido nefastos resultados (como el pavo irlandés de 2008) y en otras han llegado a triunfar e incluso ganar el festival (como en el caso de la gran Conchita Wurst).

When spirits are calling my name”, Robert Pontare (2000). El sueco Robert Pontare hace un homenaje al pueblo lapón o saami, que habita en parte de Suecia, Noruega, Finlandia y en la península rusa de kola. Ataviado con la vestimenta típica de esta etnia a base de pieles y plumas en la cabeza, el tema sueco destaca, además de por la singular puesta en escena, por la calidad vocal de su intérprete y la tesitura grave de su voz, que recuerda a los cantantes rock y metal de los ochenta. “When spirits are calling my name” logra una digna séptima posición.

Sestre, "Samo Ljubezen" (2002). El trío de drags eslovenos compuesto por Tomaž ("Marlenna"), Damjan ("Emperatrizz") y Sre?ko ("Daphne") llegaban a Tallin (Estonia) vestidos de azafatas con traje de falda y chaqueta rojo e interpretaban “Samo ljubezen” (“solo amor”), dando una nota de color al festival pero sin levantar muchas pasiones. Lograron el puesto número 13.

S.A.G.A.P.O.”, Michalis Rakintzis (2002). Con más pena que gloria pero sin pasar desapercibido, el griego Michalis Rakintzis y su banda interpretaban “S.A.G.A.P.O.” vestidos como una especie de soldados espaciales (que recordaba a “Star Wars”). Quedaron en 17ª posición.

“Hard rock Allelujah”, Lordi (2006). Debido al sonido metal o quizás por la indumentaria del conjunto (iban vestidos de monstruos, caretas incluidas), el grupo finés Lordi arrasa en 2006 con “Hard Rock Allelujah”. No dejó indiferente a nadie.

“Dancing Lasha Tumbai”, Verka Serdyuchka (2007). El personaje de Verka Serdyuchka (interpretado por el ucraniano Andrey Mikhaylovich Danilko) se metió al público en el bolsillo con su simpática actuación de ritmo pegadizo que invitaba a bailar. Los trajes metalizados de estética espacial, las plataformas y sus gafas de pasta convencieron. ¡Y vaya que si convencieron!: Quedó en segunda posición detrás de la vencedora serbia Marija Šerifovi?, siendo incluso, mucho más popular que ésta.

Scooch, “flying our flight” (2007). El cuarteto británico “scooch” salía a escena junto a dos coristas haciendo una parodia sobre volar en un avión. Vestidos de auxiliares de vuelos, sin demasiada gracia pero llamando la atención, se colocaban en penúltima posición (solo recibieron puntos de sus vecinos irlandeses y de malta, que les premió con 12 puntos).

DQ, “Drama queen” (2007). Con el look más estereotipado de las drags queens (vestido rosa, purpurina, plataformas y plumas en la cabeza), el danés Dq interpreta “Drama queen”, que pasa con más pena que gloria al no clasificarse ni siquiera para la gran final.

“Baila el Chiki chiki”, Rodolfo Chikilicuatre (2008). El caso más claro de “frikismo” en España lo trajo Rodolfo Chikilicuatre en 2008. El personaje interpretado por el actor David Fernández y su canción supuso una sátira burlesca en toda regla. Su vestimenta, su forma de cantar, sus pasos de baile y sus bailarinas eran pura acidez e ironía.

La ácida propuesta de Chikilicuatre fue ganadora en el proceso de selección nacional por decisión del público. Su triunfo fue polémico y muy criticado. Entre los eurofans, estaban los que criticaban al número de Rodolfo Chikilicuatre al considerar que era una ofensa para el festival. Aún así, “Baila el Chiki chiki” pasó por Zagreb y se situó a la mitad de la cola.

Dustin the turkey, “Irlande, douze points”. (2008). El mismo año del “chiki chiki” de Rodolfo chikilicuatre, la RTÈ (Televisión Irlandesa) presenta una actuación igual de polémica y singular. El pavo Dustin encarnado en un títere interpreta una canción en la que se satiriza al festival y se convierte en el primer intérprete no humano de toda la historia de Eurovisión. Con una puesta en escena de lo más extravagante (vestuario con los colores de la bandera de Irlanda, plumas y purpurina), “Irlande douze points”, no consigue pasar de la semifinal, llevándose unos cuantos abucheos del público.

“Wolves of the sea”, Pirates of the sea (2008). El mismo año que veíamos el pavo Dustin representando a Irlanda o bailábamos el “Chiki Chiki” con Rodolfo Chikilicuatre, Letonia nos traía una apuesta igual de peculiar. Vestidos de piratas, el conjunto “Pirates of the sea” interpretaban un tema dance (“Wolves of the sea”) quedando en el puesto 13.

“Lipstick” Jedward (2011). El dúo formado por los gemelos John y Edward Grimes destacó en la edición de 2011 celebrada en Dusseldorf por su puesta en escena y su vestuario. Como dos gotas de agua, los irlandeses salieron a escena ataviados con una chaqueta roja metalizada, pantalones negros y tupé de punta. Su ritmo pegadizo y su coreografía de pasos sincronizados los situó en octavo lugar, la mejor marca que ha tenido Irlanda desde entonces.

“Party for everybody”, Buránovskiye Bábushki (2012). Bastante sonada fue la representación rusa en Bakú. En aquella ocasión, el país era defendido por la agrupación coral de mujeres “Buránovskiye Bábushki” que ataviadas con sus trajes regionales salían a escena a defender un tema que combinaba el folk con el pop dance comercial. Así, “las abuelas rusas”, se ganaron la simpatía del público colocándose en segunda posición detrás de la sueca Loreen con “Euphoria”.

“It’s my life”, Cezar (2013). Peculiar fue la presencia de Rumanía en 2013. Cezar Florin Ouatu (“Cezar”) salía a escena y sorprendía al público con su tesitura vocal. Su condición de contratenor hacía que en varios fragmentos de la interpretación, la voz se asemejase más a la de una mujer que a la de un hombre. Además, su traje negro que brillaba por la presencia de pequeños cristales adosados al traje y su puesta en escena (a la mitad de la actuación, el cantante se elevaba sobre una plataforma), sorprendían al público pero lo situaban tan solo a la mitad de la tabla (puesto 13º).

Conchita Wurst, “Rise like a Phoenix”, 2014. Ataviada con un traje dorado, perfectamente maquillada y con la barba recortada, Conchita Wurst (alter ego del cantante austriaco Thomas neuwirth ) se alzaba con la victoria en Copenhague, en 2014. Su aspecto extravagante no eclipsaba su talento vocal o el de su tema. Tampoco nubló el mensaje de tolerancia, libertad y diversidad sexual que traía por bandera. “We are unstoppable” (“somos imparables”), gritaba emocionada la cantante al recibir el premio.

Slavko Kalezi?, “Space” (2017). Extravagante y singular fue el vestuario del representante de Montenegro en 2017. Con una falda azul hasta los pies y una camiseta de gasa negra transparente, se presentaba en escena el joven Slavko Kalezi?, que además, no dejaba indiferente a nadie con su trenza negra de más de un metro que movía al compás de la música. Sin embargo, no logró clasificarse para la final quedando solo en el recuerdo de algunos.