El pasado 29 de marzo se cumplieron 50 años de la celebración del Festival de Eurovisión en Madrid. La España franquista acunaba en el Teatro Real, la edición número XIV del eurofestival. Alejado de la explosión mediática gracias a las nuevas tecnologías, el despliegue técnico, las pantallas led o fenómeno “eurofan”, Televisión Española organizaba un festival en blanco y negro en el que la sencillez, la sobriedad y el sonido de la música en directo de una orquesta marcaban las pautas de un espectáculo que nada tiene que ver con el que se celebrará el próximo 18 de mayo en la ciudad de Tel Aviv. Pero, ¿Cuáles son a grandes rasgos las diferencias entre “Eurovisión 1969” y “Eurovisión 2019”? A continuación te las exponemos.

Países participantes

Tan solo 16 países participaron en la edición de 1969. Hoy, 50 años después, son 41 los países que se presentan al evento: estados de la Europa occidental, de la Europa del este, algunos de los países limítrofes con Asia, como Georgia o Armenia, el estado de Israel y Australia (que fue invitada en 2015 y a partir de la fecha se incorporó como un miembro más del concurso).

La caída del las repúblicas socialistas en el este de Europa a principios de los años 90, así como la fragmentación de la Unión Soviética y la desmembración de la antigua Yugoslavia, hicieron que las radiodifusoras de estos nuevos países se adentrasen en la UER (Unión Europea de Radiodifusión) y por tanto, quisieran participar en el Festival de Eurovisión.

Organización

Hace 50 años, el Festival de Eurovisión era una única gala, en la que actuaban los 16 países y luego se daban las puntuaciones.

La masiva incorporación de países al concurso a partir de mediados de los años 90, hizo que el total de participantes fuera excesivo para competir en una misma gala. Por ello, desde 2004, existen semifinales. Eurovisión 2019, contará con tres galas (dos semifinales y una gran final). Repartidas por sorteo, la primera semifinal (14 de mayo) estará integrada por 17 aspirantes, de los que se clasificarán 10. La segunda semifinal (16 de mayo) contará con 18 países de los que se clasificarán otros 10. Los 20 clasificados de las semifinales (10 de cada una de ellas) competirán en la gran final (18 de mayo) junto al país anfitrión (Israel, que pasa directamente a la final) y los 5 países miembros del “Big five” (son los cinco países que mayor retribución económica otorgan a la UER, y que por tanto pasan a la gran final de manera directa. Estamos hablando de Italia, Reino Unido, Francia, Alemania y España). De esta forma, la gran final estará integrada por 26 países.

Sistema de votación

Hace 50 años, cada uno de los 16 países integrantes tenía un jurado formado por diez miembros. Cada uno de ellos elegía a su canción favorita con un punto. De esta manera, cada jurado repartía 10 puntos.

Tras las actuaciones, la presentadora, aquel año fue Laura Valenzuela, saludaba a los miembros de los jurados uno por uno, y se procedía al reparto de votos. La conexión era telefónica y curiosamente, se daban “votos” y no puntos (“Spain, one vote; Espagne un vote”). El marcador era una estructura física que funcionaba analógicamente. Las cámaras hacían zoom sobre el país que iba ganando al término de cada votación. Curiosamente, ese año se produjo un cuádruple empate (aquí te contamos que sucedería hoy en día en un caso similar). La organización decidió repartir la victoria entre esos cuatro países: Holanda, Francia, Reino Unido y España (con Salomé y “vivo cantando”). El empate trajo la controversia, ya que muchos países lo consideraron injusto. Por ello, la UER sentó una política en caso de empate para las siguientes ediciones.

Hoy en día, el sistema es bien distinto. Considerablemente más dinámico, es también mucho más complejo. Los diez clasificados de cada semifinal se sabrán al final cada gala. Los nombrarán sin más y sin especificar la cuantía de votos de cada uno de ellos. En la gran final, tras la actuación de los países y el número musical intermedio, los presentadores darán paso a las votaciones. No olvidemos que votan los 41 países participantes (los 26 de la gran final y el resto de países eliminados en las dos semifinales). Además, el voto tiene dos partes: el voto del jurado profesional y el voto del público.

Primeramente se procederá a la conexión en directo con cada uno de los países votantes. Los presentadores del voto de cada país harán un presencial en directo para dar los votos del jurado. Recordemos que el sistema de puntos refleja a los diez países mejor valorados; 12 puntos para el favorito, 10, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2 y 1 punto respectivamente. Para agilizar la votación, los puntos se colocan automáticamente al inicio de conexión del voto de cada país y solo los 12 puntos serán verbalizados por el presentador de cada uno de los países.

Los puntos se irán colocando sobre la tabla de puntuaciones diseñada digitalmente y el orden de los países será simultáneamente reflejado conforme se va puntuando. Una vez se haya concluido la conexión por países (voto del jurado) se procederá al voto del público, que bien puede alterar las posiciones de los países participantes. El voto del público (vía telefónica o mediante App) reúne el mismo sistema de puntos que el del jurado, pero en vez de diseccionarlo, van nombrando país por país, el número de puntos que ha obtenido el total de votos populares.

Los presentadores de la gala, irán dando el total de puntos según el orden en el que hayan quedado en la votación del jurado. De esta forma, empezarán dando los puntos del país que haya quedado en última posición según el voto del jurado profesional. El último en nombrar, será el país que haya obtenido mayor puntuación por el recuento del jurado.

Escenario, puesta en escena y realización

Aquel festival de 1969, acontecido en el Teatro Real de Madrid nada tiene que ver con el pabellón de Tel Aviv donde se celebrará Eurovisión 2019. Han pasado 50 años, y como es de suponer, los avances técnicos, escénicos y estéticos han corrido como la pólvora. Un patio de butacas será ahora un área donde miles de personas disfrutarán de pie del espectáculo (el resto, lo harán desde unas gradas). El escenario del Teatro Real albergaba una decoración sobria, con elementos decorativos físicos (estructuras metálicas, cortinas, adornos florales...). En Tel Aviv nos espera un espectacular escenario en forma de triángulo, coronado con un techo de cristales luminosos, también triangulares. Pantallas led, decenas de luces y todo un entramado de elementos lumínicos que harán de Eurovisión 2019 un prodigioso espectáculo televisivo.En Tel Aviv nos espera un espectacular escenario en forma de triángulo, coronado con un techo de cristales luminosos, también triangularesPantallas led, decenas de luces y todo un entramado de elementos lumínicos que harán de Eurovisión 2019 un prodigioso espectáculo televisivo.

Las actuaciones de aquella edición en Madrid eran más musicales que otra cosa; interpretaciones sobrias, incluso estáticas, donde el cantante interpretaba su tema arropado por la orquesta y acompañado por su coro. Hoy en día, cada actuación es un mundo. Los efectos de luz y sonido, las pantallas proyectando imágenes o los números coreógráficos, recrean atmósferas que parecen estar más cercanas a un videoclip que a una actuación en vivo.

En cuanto a la realización, el progreso ha sido inmenso. España fue uno de los países que aún vio el festival de 1969 en blanco y negro. Los escasos medios técnicos hacían que el espectáculo televisivo fuese básico y sencillo. Apenas tres o cuatro cámaras fijas. Los zoom de las cámaras eran el único recurso “moderno” que se podían permitir hace cincuenta años. Hoy en día, el avance en número de cámaras, steadycam, grúas y demás medios, a lo que se suma una realización impecable, hacen que el espectáculo de Eurovisión sea uno de los espectáculos musicales más valorados de la televisión.

El poder de la imagen se ha apoderado del sentido más musical. Si bien, en 1969 Eurovisión era un festival de canciones, hoy, en 2019, el Festival de Eurovisión se ha convertido en el mayor espectáculo televisivo del mundo que año tras año sorprende a millones y millones de espectadores.

Música en directo vs sonido pregrabado

Actualmente el festival se nutre del pregrabado instrumental. Está prohibida la música en directo. Si hay algún instrumento sobre escena, éste ha de ser mero objeto decorativo (en caso de que alguno de los intérpretes tenga que tocar un instrumento como exigencia musical, el acto ha de ser figurado ya que el sonido del instrumento ha de estar pregrabado). De lo contrario, el sonido vocal si que debe ser en directo, estando prohibida la grabación de pistas vocales.

En 1969, todo el sonido era en riguroso directo. La música estaba interpretada por una orquesta. Los directores de orquesta eran normalmente asignados para cada país, pudiendo ser el director de orquesta del país anfitrión, el que se utilizase para aquellos países que no tuviesen uno propio. La presentación de cada una de las actuaciones en el festival de 1969, era verbalizada por Laura Valenzuela, que iba nombrando al país, intérprete, título de la canción y compositor en dos idiomas: inglés y francés. Hoy en día, las presentaciones hablan por si solas. Este año, antes de cada actuación, veremos un vídeo de presentación a modo de cortinilla, donde se visualizarán los diferentes intérpretes en varios sitios de Israel.

Público

Sobre el patio de butacas del Teatro Real de Madrid, disfrutaban sentados decenas de espectadores que luciendo sus mejores galas, aplaudían metódicamente detrás de cada una de las actuaciones. El protocolo era más parecido a ir a ver una obra de teatro o una ópera, que a un concierto. El público de aquel entonces era mayormente lugareño y de mediana edad. Lejos de acceder a una entrada, la mayoría se quedaba viéndolo desde casa. Miles de familias europeas disfrutarían del festival televisivo desde las televisiones de sus hogares: Eurovisión era toda una celebración familiar.

Cincuenta años más tarde, el concepto es otro. Lejos de la sobriedad de un patio de butacas de un antiguo teatro, Eurovisión 2019 será un espectáculo jovial y mucho más rejuvenecido: un mosaico de banderas de todos los países participantes pondrán colorido a la explanada y a las gradas de la arena.

Gracias a la modernización de festival a partir de este siglo, ha surgido el fenómeno “eurofan”, que se refiere a ese grupo de personas aficionadas al festival que sean de donde sean, son capaces de desplazarse al país anfitrión y asistir a la gala en directo, ondeando sus banderas de forma enérgica, disfrazándose para la ocasión y viviendo con intensidad el evento que tanto les apasiona.

La media de edad de asistentes es mucho más baja que hace cincuenta años. Gracias a internet, la posibilidad de comprar una entrada hace que la asistencia al festival sea de público de cualquier parte del mundo, y que por tanto, éste sea mucho más internacional que el vivido hace cincuenta años, donde seguramente la mayor parte de los asistentes fueran autóctonos.

Difusión

El prolífico desarrollo de las nuevas tecnologías, el nacimiento de internet y con él, las redes sociales, ha dado un vuelco a la difusión del festival. En 1969, el único contacto con el festival era el día de su celebración, a través del aparato de televisión. Prácticamente casi nadie conocía las canciones antes de celebrarse el evento (a excepción de la propia de cada país). Solamente un espacio televisivo días antes del concurso mostraba a los participantes a través de sus modestos videoclips. La promoción estaba limitada al área televisiva, o como mucho, a la radiofónica.

Hoy en día, la difusión del festival arde: meses antes de la celebración del evento, los videoclips de las actuaciones ya se cuelgan en la Página Oficial de Eurovision, llenan los canales de YouTube y por si fuera poco, ha nacido el fenómeno “YouTuber”, que hace que miles de aficionados al certamen, cuelguen sus vídeos comentando sus impresiones, hagan montajes con sus favoritos o incluso interpreten sus propias versiones micrófono en mano. Toda una revolución para el festival.

A parte de la difusión en la red y con ella su globalización, el festival ha crecido considerablemente en número de países participantes, por lo que se ha duplicado respecto a hace 50 años, el número de espectadores que visiona el festival (que además de hacerlo por vía televisiva, también lo puede ver vía internet desde su tablet o su teléfono móvil).