Pasapalabra es uno de los concursos más vistos de la televisión. De eso nadie tiene duda. A pesar de que las audiencias ya no son las que eran (Fran Pasapalabra, el crack asturiano del rosco llegó a congregar a cuatro millones de espectadores al otro lado de la pequeña pantalla), el nuevo “filón” que han encontrado los responsables de este concurso de Mediaset uniendo a dos grandes concursantes como Orestes y Jero ha hecho que cada tarde millones de personas sintonicen Telecinco. Pero enfrentar a dos concursantes tan conocidos como estos también tiene consecuencias. Hay equipos muy enfrentados.

En las redes sociales Pasapalabra es uno de los concursos que más se comentan a diario. Y no siempre se hace para bien. Hay espectadores que critican el “favoritismo” que a su juicio tiene el concurso con uno de los dos participantes que ahora mismo se disputan un bote de casi medio millón de euros. ¿Lo mejor para la organización? Que cada espectador defiende al suyo y acusa al otro de ser el favorito. En esta ocasión la última espectadora en poner en la picota a uno de los dos concursantes ha sido una joven que se ha dado cuenta de un matiz en el que casi nadie había caído.

Esta espectadora aseguró en su día que a Orestes se le estaba permitiendo algo que hasta ahora se consideraba “ilegal” en el programa: contestar a las preguntas del rosco antes de que el conductor del formato (Christian Galvez) hubiera acabado de decir el enunciado de la pregunta. Si que es cierto, según esta espectadora y quienes la apoyan, que las normas en este sentido son claras: no se puede decir la palabra ni pasar (al menos la primera vez) hasta que el presentador complete toda la definición en el rosco.

El tema no es menor. De hecho durante todo el programa los concursantes compiten para conseguir segundos que acumulan en su marcador y que finalmente les permiten contestar con más o menos holgura al famoso rosco. Por lo tanto si uno de los concursantes responde antes de que el presentador acabe de hacer la pregunta cuenta, de alguna manera, con segundos “extra” que le permiten completar todas las preguntas antes y por lo tanto tiene más tiempo para pensar. Algo que, contando los nervios que reinan en el plató, se valora cada vez más y que hace, como en este caso, que muchos examinen con lupa todos los programas.