Desde su estancia en Pasapalabra (fueron más de 100 programas) ha crecido el volumen de gente siguiendo el concurso del rosco de Telecinco, o, al menos, vertiendo todo tipo de comentarios sobre sus actuaciones y el funcionamiento del exitoso y veterano formato televisivo presentado por Christian Gálvez. Fran, el crack asturiano que se ha labrado una legión de seguidores, elevó en su día el interés que suscitaba (y sigue suscitando) Pasapalabra.

Sus vibrantes duelos con Aurora, hasta que ésta fue eliminada, y luego con Marcos, el vigués que consiguió empatarle en el rosco final e incluso derrotarle en una ocasión, no han pasado precisamente desapercibidos. Y, claro, algunos, en el afán por defender a Fran, cuya personalidad ha calado hondo en muchos seguidores del programa, y en su deseo por que se hiciera con el suculento bote del rosco, vieron en su día gestos o detalles que les hacían pensar en posibles preferencias del programa o que levantaban suspicacias acerca de si tratan de evitar a toda costa que se haga con el gran premio. Algo que ahora volvió a pasar con los enfrentamientos entre Jero y Orestes, los dos concursantes que sustituyeron a Fran.

Pero, lo cierto, es que seguramente no haya motivos para pensar mal de Pasapalabra. De hecho, Fran González siempre ha defendido el buen hacer del programa y alabado el trabajo que hacen todos sus profesionales, para los que sólo tiene palabras de agradecimiento y ninguna crítica. El crack asturiano del rosco, que se sintió muy querido y dio siempre gracias por todo el apoyo que recibió hasta que se llevó el bote tanto de sus vecinos en Asturias como por las redes sociales, no pensaba, bajo ningún concepto, que en el programa fuera contra él o le pongan roscos imposibles para mantenerlo en antena, ni que haya favoritismos. Y, a decir verdad, en cada rosco, sea del concursante que sea, siempre hay una o dos letras con definiciones más complicadas que el resto, en muchas ocasiones apellidos de algún personaje.

Fran González no cree ni que sean fundadas ni "justas" ninguna de las sospechas o teorías que siembran dudas sobre Pasapalabra. Según ha podido saber este diario, Fran ve "absolutamente normal" que incluyan "preguntas difíciles" en el rosco. Simplemente, cree él, "a veces" salen roscos "más sencillos" y "otras veces" tocan otros "más complicados". Pero no se ha de ver nada raro en ello. Y es que, con tanto dinero en juego, parece lógico que el equipo de Pasapalabra no regale los roscos y siempre meta alguna letra de mayor complejidad.

No hay que olvidarse de que el bote que se pone en liza en la última prueba superó en varias ocasiones el millón de euros. De hecho Fran se llevó más de esa cantidad aunque, eso sí, había que descontarle la parte con la que se quedaba Hacienda.