Las redes sociales han estallado esta tarde contra Viva La Vida y todos los colaboradores de este conocido programa de Telecinco. Emma García, la que fuera en su día conductora de Mujeres y Hombres y Viceversa y que ahora se sitúa frente a este programa, empezaba la emisión de este sábado desde fuera de los estudios de Telecinco. Detrás de ella se situaban varios de los colaboradores de este conocido programa. Todos ellos fingían estar manifestándose a favor de José Antonio Avilés, el colaborador del programa que actualmente lucha en la isla de Supervivientes para hacerse con el maletín de ganador del reality más famoso de la televisión en España.

Lo cierto es que Telecinco ya nos tiene muy acostumbrados (lo hacen mucho en Sálvame) a que los colaboradores salgan a los exteriores. Todas las tardes los programas salen de los platós y nos enseñan los pasillos de Mediaset. Pero lo de hoy ha rozado el esperpento para muchos espectadores que han aprovechado las redes sociales para criticar que tanto Emma García como el resto de colaboradores salieran fuera de las instalaciones todos juntos en plena vigencia del estado de alarma decretado por el gobierno y que impide los movimientos de los ciudadanos.

“A ellos no les da más lo que diga el Gobierno ni les importan las órdenes”, llegaban a decir algunos usuarios de Twitter, la red social en la que el programa Viva la Vida fue durante buena parte de la tarde de hoy lo más hablado.

Lo cierto es que la actitud de Viva la Vida llama la atención sobre todo porque no es común. Otros programas de la casa como Supervivientes o incluso Sálvame, el buque insignia de las tardes de la cadena, han reducido el número de colaboradores. Las imágenes que ofrecen los platós de esos programas estos días son, cuanto menos, atípicas. En ellas se ve a los colaboradores sentados unos lejos de otros para evitar contactos y posibles contagios.

Pero en el caso de Viva la Vida los espectadores se quedaron de piedra esta tarde al ver que no había ni 20 centímetros de separación, que todos los periodistas invitados a formar parte de la mesa de colaboradores se sentaban como lo habían hecho hasta la fecha y debatían como si nada estuviera pasando o como si no estuviera vigente la norma del estado de alarma que impide el libre movimiento de ciudadanos en la calle.