Si hay algo que nadie duda es que La Ruleta de la Suerte es uno de los concursos que más ha conseguido sobrevivir año tras año en la televisión en España. Se trata de un formato que se estrenó hace décadas pero que siempre ha funcionado sea por lo que sea. De hecho desde su vuelta a Antena 3 el concurso ha conseguido plantarle cara a los programas del corazón de Telecinco e incluso (desde que se prolongó la emisión de Espejo Público) desplazar la mítica serie de Los Simpsons.

La Ruleta de la Suerte lleva años acompañando a los espectadores antes de las noticias del mediodía. Durante todo este tipo ha habido mucho tiempo para anécdotas de todo tipo. Incluso para momentos complicados en los que algunos concursantes se han puesto en aprietos.

Estos días Antena 3 no está pudiendo emitir capítulos nuevos de La Ruleta de la Suerte. A pesar de que se graban con mucha antelación (de hecho se producen varios programas al día para amortizar el esfuerzo) el archivo no era infinito y Atresmedia tuvo que empezar a repetir programas ya emitidos. No en vano hay que tener en cuenta que este tipo de programas exigen mover a mucha gente (entre técnicos, guionistas, público, trabajadores y concursantes), y eso hace que sea imposible hacerlo si se quieren respetar las medidas de aislamiento impuestas por el decreto del estado de alarma impulsado para luchar contra la propagación del coronavirus.

Es por eso que Antena 3 ha rescatado en su web algunos de los mejores momentos de los últimos años de La Ruleta de la Suerte. Entre ellos uno que puso contra las cuerdas a tres concursantes. Preguntaban por una canción de Siniestro total y tenían ya casi todo el panel resuelto, sólo faltaba una letra. Decía algo así como “tengo, tengo, tengo, tengo y tú no tienes nada”. Sin embargo los concursantes decían una y otra vez sólo tres veces “tengo” por lo que el panel no se daba por válidos.

El propio presentador del concurso, el modelo Jorge Fernández, se quedó sorprendido de lo que estaba sucediendo. No daba crédito y no tenía ni tan siquiera forma de darles una pista a los concursantes. “Sólo tenéis que leer lo que pone ahí”, les pedía. Pero no eran capaces. Obcecados todo el rato en una misma respuesta. Finalmente todo se pudo solucionar y se quedó en una anécdota más que recordar.