Si hay algo que ya casi nadie duda en el mundo de la televisión es que Sálvame se ha convertido en uno de los formatos con más éxito de la pequeña pantalla. Y lo ha hecho casi por derecho propio. Durante las más de cinco horas que durante ya el formato del corazón por excelencia de Telecinco es común que se produzcan todo tipo de fallos que normalmente tienen que ver con la técnica y que llaman la atención de los espectadores.

La semana pasada ocurrió algo así. En los primeros minutos de emisión del programa, a eso de las cuatro de la tarde, Jorge Javier Vázquez apareció en pantalla rodeado de todos los colaboradores de este formato producido por la Fábrica de la Tele. "Ha sido un fin de semana movidito, muy movidito", decía. Y se quedó callado. Nadie en el plató se movía y en casa nadie sabía lo que sucedía. "Se me ha ido la cabeza, allí arriba no hay nadie", afirmó el presentador. Pocos entendían lo que estaba sucediendo.

Aunque todo era, en realidad, debido a un problema técnico. Vázquez se refería a que en el departamento técnico del programa a alguien se le había olvidado mover el telepronter en el que los presentadores de televisión leen todo lo que tienen que decir. Por eso el presentador (que obviamente no se aprende de memoria todo lo que tiene que decir durante cinco horas de programa), se quedó callado, en blanco y mirando a cámara.

Lo cierto es que Sálvame dio hace varias semanas un importante cambio de guión. Si bien durante varios días estuvo informando de lo que pasaba con el coronavirus hablando incluso con médicos y otro tipo de expertos que es poco común que estén en uno de estos programas, lo cierto es que hace tiempo que ha cambiado de nuevo su guión y ahora vuelve a centrarse en los famosos y en sus andanzas para rellenar sus horas de programación.

Se trata, en buena medida, de entretener a una audiencia que no logra encontrar en el resto de cadenas otras cosas que no tengan que ver con el virus y la situación de pandemia que se está afrontando desde todos los puntos de España. Muchos espectadores, de hecho, demandaban que en Sálvame se diese también una opción para entretener a los espectadores que de otra manera sólo podían pensar en una cosa.