El programa de Ana Rosa ha sido víctima de un bulo que corre como la pólvora por las redes sociales. El enfrentamiento político que se ha vivido a lo largo de los últimos meses tanto en el parlamento como en la sociedad en general con opiniones más que enfrentadas hace que muchos usuarios de las redes sociales critiquen formatos como el que presenta Ana Rosa Quintana en las mañanas de Telecinco.

Un programa al que algunos acusan de privilegiar las opiniones de derechas. Quienes quieren desprestigiar este formato han tirado de datos en las últimas semanas y han llegado a asegurar en varios tuits con múltiple repercusión que el programa estaba en caída libre de audiencia y que estaba en peligro su continuidad. Lo cual es falso a la vista de los datos de audiencia que cada día se reflejan.

Lo cierto es que las mañanas de la televisión siguen siendo de Ana Rosa Quintana que continúa siendo la más vista con una importante ventaja con respecto a su competidora principal que sigue siendo Susana Griso. Todo a pesar de que puede haber días puntuales en los que la distancia a esa hora entre Antena 3 y Telecinco se reduzca a mínimos.

La mañana de la televisión continúa siendo uno de los campos de más competencia entre las grandes plataformas de contenidos. De hecho la vista e los programadores está puesta el próximo año en la audiencia de las mañanas de Televisión Española. El primer canal de la corporación de televisión pública va a someter a su franja matinal a importantes cambios que alterarán a los presentadores y los contenidos que se venían emitiendo hasta ahora. Y esa es la gran esperanza de RTVE: poder arañar algo de audiencia a esas horas.

No hay que olvidar que los programas en directo y los formatos de actualidad siguen siendo aquellos en los que las grandes cadenas todavía pueden competir. Las noches y las series se ven cada vez más en plataformas de pago como Netflix o HBO que están consiguiendo aumentar el número de suscriptores sobre todo entre la gente joven pero siempre a costa de que se reduzca el número de personas que a esas horas están viendo la televisión lineal, la de toda la vida. Todo a pesar de que, evidentemente el consumo de la pequeña pantalla durante el confinamiento aumentó considerablemente.