First Dates ha conseguido, gracias sobre todo a la labor de los guionistas de este formato, convertirse en uno de los programas más vistos y con más repercusión de la televisión actual. Y eso que no lo tenía nada fácil. Cuando llegó a la parrilla de Cuatro (el segundo canal de Mediaset), lo hizo para afrontar una tarea ardua y compleja: tratar de levantar el acceso al prime time de la cadena. Y no era una tarea menor. Mediaset había probado muchos programas a esa hora y ninguno había funcionado.

Pero las parejas de Carlos Sobera lo lograron. El cóctel de cada programa era claro: se juntaba a gente que en pocas ocasiones tenían algo que ver y se probaba a ver que pasaba. Y dio resultado. Y eso que la tarea era compleja. No en vano el acceso al prime time es una de las franjas más importantes de todas. Muchos espectadores de lo que ven este tipo de programas mientras cenan o nada más llegar a casa luego se quedan al horario de máxima audiencia, ese que empieza a las diez y media de la noche y que se prolonga hasta la medianoche, en el que todos los grandes grupos de comunicación circunscriben sus apuestas más importantes.

Pero triunfar tanto también tiene su parte negativa. Y es que generas suspicacias. Desde un primer momento el público que veía First Dates se interesó en saber si lo que había al otro lado dela pantalla era real o todo fruto de la imaginación de los guionistas. Hubo de todo. Desde youtubers que se "colaron" en el casting y luego lo contaron hasta periódicos que disfrazaron de candidato a encontrar el amor a uno de sus periodistas. Aunque finalmente todo parecía verdad.

Pero esta semana han sido los propios espectadores los que se la han "colado" a Cuatro y no al revés. Dos de los participantes en el crucero que ha fletado la productora para que se conozcan varias parejas ya eran novios de antes. Sólo se presentaron al casting para ver si finalmente conseguían una plaza en el barco y, por lo tanto, unas vacaciones gratis. Y les salió bien. O eso dicen.

Y es que ahora hay quién le da más vueltas a esta realidad y dice que no es tampoco real que ambos fueran pareja de antes: al parecer todo podría haber sido otro montaje (el enésimo) para aumentar aún más la audiencia de un programa que, por otra parte, no necesita ni promoción ni publicidad.