Lo dicen las estadísticas (que hasta las hay escritas). Seis de cada diez establecimientos de hostelería por los que ha pasado Chicote a lo largo de las siete últimas temporadas del programa Pesadilla en la Cocina que se emite en La Sexta desde hace años acaban cerrando la persiana. Y no es que muchos de ellos no hayan conseguido mejorar gracias a los consejos que el famoso chef les dio durante la emisión del programa (no exentos de polémica muchos de ellos), es que la situación ya entonces era insostenible.

El esquema del programa se repite siempre desde que empezó a emitirse este formato en España y lo curioso es que sigue funcionando incluso mejor que el primer día. Chicote llega al restaurante el cuestión, pide mesa y ya entonces, nada más entrar en contacto con el personal y la comida, se da cuenta de los fallos del establecimiento de hostelería.

Aplicando los conocimientos que ha ido adquiriendo a lo largo de los últimos años el cocinero logra reflotar el negocio poco a poco, pasito a pasito. Y curiosamente triunfa. Pero por poco tiempo. Apenas unos meses después de que haya logrado su objetivo, el propietario del restaurante que ha visitado Chicote se ve obligado a cerrar. En no pocas ocasiones los problemas personales que están detrás de los laborales (y en los que el equipo de Chicote tiene poco que hacer), no logran que llegue a buen puerto.

Chicote visitó Casa Pili durante la última temporada que se emitió (la séptima ya está grabada pero aún no tiene fecha de estreno de hecho en este enlace tienes todo lo que sabemos del tema). Ese programa de Castro Urdiales acabó con la dueña vomitando al probar la comida que le habían puesto a Chicote. Pero qué dicen ahora sus clientes. Una simple opinión en Facebook lo demuestra. “Me gusta comprobar cómo le van a los restaurantes visitados por Chicote. Alegría total al comprobar que siguen porque Pili se lo merece”, resumía hace tiempo una clienta del local. Aunque no todas las opiniones son buenas.

“El servicio muy malo, la comida deficiente y cara. La limpieza también es muy mejorable”, decía hace unos días un cliente en una página de opiniones sobre el local. “Es caro para lo que ponen, es un local que yo no recomendaría”, añade otra que le pide a Chicote que vuelva a pasarse por allí. “Pedimos tres pinchos morunos, por los que te cobran 9 euros y nos dieron tres palos pequeños con trozos minúsculos de carne. No disponen de refrescos en botella o lata. Te sirven medio vaso de bebida con mucho hielo y te cobran dos euros. Las peores bravas que he comido. En resumen, un sitio para olvidar si puedes porque la factura de 50 euros que nos costó la tuvimos que abonar aunque no nos gustara el servicio”, resume otra.