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Razones del éxito

¿Por qué ha triunfado la docuserie de Rocío Carrasco?

Una entrevista con la hija de Rocío Jurado cerrará este miércoles en Telecinco la serie documental sobre su vida, que ha despertado adhesiones y críticas, pero que no ha dejado indiferente

Rocío Carrasco.

España se divide entre los defensores y los detractores de la docuserie ‘Rocío Carrasco, contar la verdad para seguir viva’. Y entre los que gritan #Yosítecreo y quienes ven en ello un ‘business’ que se han montado la hija de la llorada Rocío Jurado y una cadena que sabe explotar como ninguna el circo del corazón. Desde su estreno en marzo ha sido recurrente tema de debate, tanto en los platós de otros programas del imperio Mediaset (como ‘Ya es mediodía’, ‘El programa de Ana Rosa’, ‘Sálvame’ y ‘Socialité’, a los que ha nutrido con vísceras frescas), como en la calle.

Pero lo que nadie puede negar es que la docuserie nos ha descubierto conceptos que desconocíamos como violencia vicaria y luz de gas, y, sobre todo, que ha movido a mucha mujeres a decidir dejar de alimentarlos, llamando al teléfono de la violencia machista como primer paso para acabar con su calvario. Ya solo por eso merece que figure en la historia de la televisión con letras de oro.

Y ese es precisamente el motivo por el que periodistas especializadas en violencia de género, entre ellas, Ana Pardo de Vera y Ana Bernal-Triviño, entraron en el juego propuesto por Telecinco. Porque eran conscientes de que una cadena tan vista puede lograr mucho más que los libros y las conferencias sobre feminismo. Aunque haya quien crea que, a lo largo de las semanas, el fenómeno haya ido perdiendo fuerza a base de rizar el rizo y por la ausencia de autocrítica de algunos implicados que, en su momento, dieron bola a quien la protagonista del programa acusa de maltratador (con despido fulminante, y ejemplarizante, justo tras la emisión del primer capítulo, pese a estar grabada tiempo atrás).

No obstante este revolucionario formato, con sello de La Fábrica de la Tele y que ha cosechado grandes audiencias (un 27,3% de cuota de pantalla) frente a éxitos como ‘Mujer’ o ‘Mi hija’, que se dirigen precisamente al mismo ‘target' (el femenino), también ha venido rodeado de claroscuros, que en lugar de empañar su trayectoria lo han mantenido semana tras semana líder en su franja. Todo un éxito. Porque no olvidemos, al final (o desde el principio) es un producto televisivo. Pero ¿cuáles han sido exactamente las claves de ese éxito? Las resumiremos en cinco.

1- La protagonista: de niña consentida a víctima

Rocío Carrasco, la hija de Rocío Jurado, que a la opinión pública se mostraba como una niña consentida que quiso ser modelo y luego probó con la televisión, ha sido durante años un rostro habitual en este medio. No solo como protagonista del corazón, sino también como presentadora y colaboradora de 'shows' tan dispares como 'Cita con Apeles', 'Día a día', 'Cada día' (en estos dos últimos como 'chica María Teresa Campos'), 'Hable con ella' y '¡Qué tiempo tan feliz!'. Pero últimamente parecía que le había cogido aprensión a los platós. Le costaba acercarse a ellos. Lo hizo el año pasado con su fichaje por todo lo alto para el 'Lazos de sangre' de TVE-1, donde comentaba la vida de los famosos, aunque ella guardara celosamente la suya.

El que no escatimaba en vomitar bilis sobre la relación con su exmujer era Antonio David Flores, así que entre el público había ido calando su versión. A las escasas apariciones televisivas de Rociíto se sumaba el misterio sobre qué había desencadenado la abrupta separación de sus dos hijos, y más cuando la mayor, Rocío Flores, ya se había introducido de pleno en la maquinaria Mediaset con 'Supervivientes'. Los medios habían ido desgranando informaciones respecto al choque entre madre e hija, pero ella callaba. Así que Mediaset se apuntó un tanto al conseguir que se abriera en canal. ¿Talón millonario mediante? Ese secreto es el único que sigue guardado con siete llaves. Sea como fuere, el suculento negocio que supone para Tele 5 bien lo vale. Ahora el que guarda silencio es Antonio David. Dicen que a su versión le ha puesto un precio elevado. Puestos a imaginar, ¿qué tal un 'spin-off' con el exguardia civil como protagonista? En este mundo todo es posible. En el 2019 nadie creería que habría una pandemia.

2- ¿De original formato para dignificar una exclusiva a circo?

La participación como colaboradora estrella de Carrasco en 'Lazos de sangre', donde se diseccionaba la vida de los 'vips' a través de un documental y un debate, encendió la bombilla a Mediaset: un formato así podría servirle para darle empaque al bombazo que iba a lanzar 'la hija de la más grande', pero partiendo de una única protagonista (Rociíto rompiéndose al rememorar su vida en que 12 capítulos, como si de una serie de ficción se tratara, con posible segunda temporada incluida) y potenciando al máximo la intensidad de las declaraciones que nutrían el apartado documental, aderezado por los comentarios de los tertulianos del debate posterior.

Aquí, Tele 5 quiso darle un toque de máxima seriedad al tema no dejándolo solo en manos de periodistas del corazón, sino añadiendo la aportación de expertas en violencia de género como Ana Pardo de Vera y Ana Bernal-Triviño, a las que recurría la presentadora, Carlota Corredera (posicionada a muerte a favor de su entrevistada, porque "no se puede ser objetiva, hay que estar al lado de las víctimas", aunque le hayan caído palos por todos lados) para analizar los puntos más sensibles y dar el toque divulgativo. La mezcla del estilo 'Sálvame' y del enfoque documental para dignificar la exclusiva de un personaje, a priori, del mundo rosa ha sido otra de las claves del éxito. Aunque no haya gustado a todos: algunos solo ven el negocio o sostienen que se ha acabado convirtiendo en un circo (como bien describía Imma Sust en un artículo de opinión en EL PERIÓDICO, diario perteneciente al mismo grupo de comunicación que este medio).

3- La cuidada y nada inocente puesta en escena

Una cuidada puesta en escena, con Rocío Carrasco, la protagonista, sola en una sala minimalista, vestida con un traje fucsia (color femenino, pero poderoso), peinada con un estilo habitual en ella (media cabeza con ondas y la otra media con el pelo recogido, lo que le da un aspecto entre dulce y punk, de nuevo femenino y poderoso) y con un proyector en el que se pasan imágenes para contextualizar (uno de los grandes aciertos) mientras suenan potentes melodías (la banda sonora de la serie, por cierto, es prácticamente la de Eurovisión 2021). Por delante de sus ojos, y los del telespectador, pasan vídeos, recortes de prensa, se escuchan audios… que documentan su testimonio. Y le dan credibilidad. O eso buscan, al menos.

En la entrevista con Rociíto emitida en directo a mitad de la docuserie, la secundan multitud de pantallas en las que aparecen amigos y familiares que la arropan. El telespectador asiste a este torbellino de recuerdos como un amigo al que se le ha invitado a ver de cerca un pasado devastador que desconocía. Y que acaba llorando con quien lo ha sufrido. Para otros, cambio, la postura despatarrada sobre el asiento de la protagonista y las abundantes pausas solo hacen que sugerirle una estudiada teatralización de su relato. Con lo que se aplican en descifrar su lenguaje corporal, sus palabras. Para pillarla en una incoherencia. La cuestión es que unos y otros quedan atrapados. Y quieren más. Tranquilos, son 12 capítulos. Y, por si no fuera poco, de tanto en tanto hay entrevistas en directo con Rocío Carrasco explicándose. Este miércoles, sin ir más lejos, habrá otra, a modo de epílogo.

4- La sorprendente (e insuficiente) autocrítica de los medios

La docuserie había nacido con la intención de destapar la personalidad maltratadora del marido, que durante 25 años aparecía desenfocada tras la imagen pública de mujer y madre desalmada que se había proyectado de la ahora presentada como víctima. Pero lo que nadie esperaba es que, de paso, también se pusiera el foco en la prensa del corazón. Un programa de Tele 5 levantaba la alfombra para mostrar algo intangible que desprendía hedor. Eso no pasa todo los días. La prensa del corazón, que en los últimos tiempos se había instituido en juez, reconocía que se había extralimitado en su papel y admitía su parte de culpa al dar pábulo al verdugo y condenar a la víctima. Tenía su morbo ver, en el debate posterior a la emisión, cómo tertulianos del universo ‘Sálvame’ se hundían en el sofá admitiéndolo, con la presentadora, Carlota Corredera, defensora sin fisuras de la verdad de Carrasco, levantando la batuta para entonar todos a coro un esperado ‘mea culpa’. Aunque haya habido notables silencios. Y algún que otro molesto gallo (¿Kiko Matamoros, por ejemplo?).

5- Un lugar donde ver reflejadas las miserias

La sorpresa inicial era comprensible. Tele 5, con un perfil muy específico, se lanzaba con un formato que, aparte de dar voz a una famosa de papel cuché, algo a lo que nos tiene acostumbrados, enarbolaba la bandera del feminismo posicionándose a favor de la víctima. Y la reacción de esos más de 2,5 millones de telespectadores (fueron la friolera de cuatro en el primer programa), mujeres en su mayoría, no se hizo esperar. Muchas descubrieron términos desconocidos como violencia vicaria y luz de gas. Otras se dieron cuenta de que era eso precisamente lo que les pasaba. Y aumentaron las llamadas al 016 de la violencia machista en un 42%. Incluso caló el mensaje en algún hombre. El debate generado era evidente, y si no veías la 'docuserie' no tenías tema de conversación al día siguiente (aunque abundan los que opinan sin verlo). Otros, simplemente, asistían a un espectáculo adictivo: el de ver que los ricos también lloran. Hemos pasado un año horrible, estamos en ere, sin expectativas o sin encontrar pareja por culpa de la pandemia, pero peor lo pasa Rociíto, oye. Así somos. Y algunas teles lo saben.

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