El programa Pesadilla en la Cocina de Alberto Chicote es, sin duda, uno de los que más repercusión tiene en la hostelería. No en vano el famoso chef lleva ya siete temporadas recorriendo uno a uno los establecimientos de hostelería con más problemas de todo el país. En esta ocasión en el programa de esta noche se desplaza hasta Gijón para visitar la sidrería La Habana.

Pero ¿qué se encontró Chicote? Según las opiniones sobre este local que se pueden encontrar en una conocida página web la sidrería está actualmente cerrada. Los clientes mostraban la razón de ese fracaso: un mal trato al cliente y una comida no demasiado apropiada.

"Fue un trato horrible al cliente, el camarero es un sinvergüenza descarado. Jamás me hicieron sentir tan incómodo en el lugar en le que estoy pagando, echando en cara que por una sidra todas las servilletas que habíamos cogido. Dice mucho lo vacío que está el local", afirmaba uno de los últimos clientes que visitó la sidrería. Muchos de los hosteleros que pasan por este programa aseguran que en no pocas ocasiones los locales viven un resurgir después del programa en el que se emiten. ¿La razón? La fama que les da la televisión.

Pero las opiniones negativas siguen. Sólo hace falta ver otras opiniones. "Fuimos a una cena de cumpleaños en familia, acabamos diciendo que no trajeran más comida. Estaba fría y en mal estado, aunque el camarero fue agradable y asumió que la culpa no era suya. Pero es un local para no volver", concluyó.

"Pocos pinchos y malos, la parrilla malísima y sin parrillero profesional, el sitio es tranquilo pero deberían ofrecer pinchos mejores", afirmaba otro. "Tienen una total disfunción entre la relación de la calidad y el precio", sentenciaba otro. Ninguno parecía estar muy contento con lo que había vivido dentro de este local. Algo que parece que explica, al menos en parte, la decisión de los dueños de bajar la persiana y de poner punto final al negocio. Dicen los expertos y los hosteleros que lo han sufrido que casi siete de cada diez locales de Pesadilla en la Cocina acaban cerrando por la imposibilidad de los propietarios de seguir adelante o de adaptarse a una nueva realidad.

En algunas ocasiones además lo que sucede es que hay un cambio de dueños que hace que se modifique hasta el nombre del local y, por lo tanto, su mala fama.