El mundo del periodismo se viste de luto. Y es que tal y como acaba de adelantar la revista 'Diez Minutos' acaba de fallecer uno de los rostros imprescindibles de la crónica rosa de las últimas décadas, Jesús Mariñas

El periodista, de 79 años, luchaba con uñas y dientes contra un cáncer de vejiga desde hace varios meses y, ante un grave empeoramiento de su estado de salud, llevaba desde finales de marzo ingresado en el hospital Ramón y Cajal de la capital.

En todo este tiempo han sido contadas las veces que, gracias a las publicaciones que han hecho en sus redes sociales el marido de Jesús, Elio Valderrama, o algunos de sus grandes amigos, como Chelo García Cortés, hemos visto al periodista, que durante su ingreso conservó las ganas de vivir y su sentido del humor ácido e irónico hasta el último momento.

Fue a finales de 2021 cuando el emblemático y querido tertuliano anunciaba que padecía un cáncer de vejiga del que, estaba convencido, conseguiría recuperarse. Sin embargo, su estado de salud empeoraba y el 30 de marzo, ante su negativa para comer y sus dificultades para hablar, era trasladado al hospital. Ya no volvió a salir del centro médico, donde ha pasado sus últimos días acompañado en todo momento por su marido, con el que llevaba 36 años de relación.

Con él el mundo del periodismo rosa y la crónica social pierde a un referente, ya que en su trayectoria de más de medio siglo trabajó en diferentes publicaciones escritas - y en la revista 'Diez minutos' y el diario 'La Razón' casi hasta el último momento - y colaboró en los programas de corazón más importantes de la pequeña pantalla, como 'Sálvame', 'Salsa Rosa' o 'Dónde estás corazón', y en espacios radiofónicos como 'Protagonistas', al lado de Luis del Olmo.

Cuando hablamos de los cánceres tratados en el campo de la urología se tiende a centrar la atención en el cáncer de próstata, olvidando otro tipo de tumor que afecta a un 4% de la población española, el cáncer de vejiga.

¿CÓMO SUELE PRESENTARSE?

Son dos los síntomas que cuentan los pacientes cuando vienen a la consulta de urología. El primero y más frecuente es la hematuria que significa la presencia de sangre en la orina. La historia típica es la del paciente que relata como un día, al orinar, observa que el color de la orina ha cambiado, siendo este rosáceo, oscuro (color coca cola) o bien sangre roja, llamándole la atención que no tiene dolor, quizás un poco de escozor, ni ninguna otra sintomatología.

Habitualmente la sangre en la orina desaparece tras la segunda o tercera micción, pensando el paciente, incluso el médico de urgencias, que se ha tratado de una infección de orina y que es suficiente con un tratamiento antibiótico.

Aquí es donde está el peligro. Si desaparece la hematuria, y como no duele nada, el paciente pensará que ya no tiene ningún problema y no irá al médico, pudiendo haber perdido un tiempo precioso para curar el tumor de vejiga.

El paciente volverá a sangrar, no sabemos cuando, pero lo hará y posiblemente el tumor haya evolucionado siendo más grande y probablemente agresivo.

A veces el tumor se presenta como si se tratara de una cistitis fuerte y constante, hay dolor y escozor al orinar, se orina frecuentemente y con urgencia apareciendo sólo unas gotas de sangre al iniciar o finalizar la micción.

El jefe del Servicio de Urología del Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña (CHUAC), Venancio Chantada, sostiene que en estos momentos el cáncer de vejiga es "tanto o más agresivo" que el de pulmón, y de hecho, asegura, es el segundo tumor con más incidencia en las mujeres, después del de mama.

El CHUAC implantará en A Coruña el protocolo de conservación vesical para los tumores más avanzados si no tienen metástasis, a modo de tratamiento complementario a la cirugía, pues si bien hasta ahora lo mejor era extirparla entera, en algunos casos se puede lograr que el paciente conserve su órgano, con un tratamiento agresivo para que el tumor no se reproduzca.

"La mejor vejiga es la natural", ha explicado el doctor Chantada en una entrevista con Efe, en la que ha sostenido que la incidencia de este tipo de cáncer y los métodos de diagnóstico son "muy similares" a los que se registran en el resto de España, según un estudio promovido por la Asociación Española de Urología.

El síntoma más frecuente que puede derivar en este tumor es el sangrado en la orina, en ocasiones sin dolor, por lo que, aconseja, es necesario acudir al médico, que corroborará este extremo con un análisis de orina, una ecografía o una cistoscopia, un método por el que se introduce por la uretra un aparato con una óptica para comprobar si hay o no un pólipo en la vejiga.

En esta fase es en la que se suele descubrir el tumor, que en más de un 90 % de los casos se cura, asegura el doctor, pero advierte de que si no se consulta y el tumor sigue progresando, el tratamiento será "más agresivo" que la mera extirpación a través de la uretra, que es lo habitual.