Del todo a la nada en pocas semanas. Así podríamos resumir el seguimiento mediático de la historia de amor entre Antonio David Flores y Marta Riesco que, de estar 'hasta en la sopa' han pasado al 'olvido' después del comentadísimo enfrentamiento entre la reportera de 'El programa de Ana Rosa' y Rocío Carrasco.

Y es que después de que la hija de Rocío Jurado negara públicamente haber llamado a la periodista para hacerle ninguna oferta profesional y mostrase pruebas para demostrar que decía la verdad y era Marta la que se había "inventado" su supuesta conversación, la novia de Antonio David Flores desaparecía de la noche a la mañana de la pantalla.

Asegurando que dicha llamada se había producido y que probaría su verdad pidiendo judicialmente las imágenes del restaurante en el que Rocío comió con el director de Lecturas, Luis Pliego, el día que presuntamente hablaron, Marta se retiraba de la primera línea mediática. Desde entonces, apenas la hemos visto en 'El programa de Ana Rosa', aunque esta semana ha reaparecido como enviada especial de 'Ya son las 8' en el festival de cine de Cannes.

Un regreso por todo lo alto en el que la reportera se ha mostrado pletórica y con la misma fuerza de siempre a pesar de que no deben estar siendo momentos fáciles para ella. Por suerte, tiene a su lado a su novio, con el que su relación atraviesa por su mejor momento. Así lo ha revelado la propia Marta, compartiendo en sus redes sociales cómo ha sido su romántico reencuentro con Antonio David tras unos días en Cannes.

"Contra viento y marea" ha asegurado, dejando claro que su amor marcha a las mil maravillas y que, a pesar de que no hayamos tenido noticias suyas en las últimas semanas, ellos están más felices y enamorados que nunca. Y qué mejor que celebrarlo con una cena para dos en un conocido restaurante de la capital.

Una velada en la que Marta no quitó el ojo de encima a su chico, compartiendo varios stories de Antonio David en su cuenta de Instagram y presumiendo, después de varios meses 'escondidos' para no hacer daño a nadie, de un amor que marcha, como la propia reportera se ha encargado de dejar claro, viento en popa a toda vela.