Kiko Rivera e Irene Rosales pasan de Isabel Pantoja tras su ingreso hospitalario

Kiko Rivera e Irene Rosales han demostrado que, a pesar de los rumores que cada año circulan sobre la posible crisis, infidelidades e incluso, ruptura matrimonial, su pareja está en un buen momento. Ahora, la joven y el DJ se encuentran en Sevilla donde han ido a pasar unos días coincidiendo con Semana Santa. Una fecha imprescindible para los Pantoja y que reúne tanto al hijo de Isabel Pantoja como a su prima Anabel, quien se encuentra en la ciudad hispalense tras una parada en Córdoba.

De quien no hay por ahor ni rastro es de Isabel Pantoja y es que la cantante, ferviente devota de la semana de pasión, no se ha dejado ver y menos aún en compañía de ninguno de sus hijos. Muesta de que la guerra fría familiar no tiene pinta de aflojar. Y es que ni Kiko Rivera ni su mujer Irene se acercaban o pronunciaban hace unas semanas sobre el estado de salud de la cantante, que acababa ingresada hace unos días.

Su vida sin Isabel Pantoja

Anabel Pantoja no es el único miembro de la familia Pantoja que es devoto de la Hermandad de San Gonzalo y de Nuestro Padre Jesús en Su Soberano Poder. También Kiko Rivera, que al margen de la presencia de su prima a pocos metros de donde él estaba, disfrutó de la procesión este Lunes Santo a pie de calle en el sevillano barrio de Triana acompañado por su mujer, Irene Rosales, sus hijos Francisco (12) -fruto de su relación con Jessica Bueno- y Carlota (6), y unos amigos.

Mientras la creadora de contenido optó por seguir uno de los pasos de penitencia más populares de Sevilla con su novio David Rodríguez, su hija Alma, su madre Merchi Bernal y sus suegros en la terraza del exclusivo restaurante 'María Trifulca' -sin poder contener las lágrimas muy emocionada al paso del Cristo, al que se encomendó cuando su pequeña estaba ingresada en el hospital- el hijo de Isabel Pantoja prefirió verlo más cerca, a pie de calle, mezclado entre el gentío.

Con gafas de sol y sin perder detalle de la procesión, Kiko demostró el gran momento que atraviesa con Irene compartiendo confidencias en varios momentos de la jornada, antes de que la andaluza cogiese a su pequeña en brazos para que pudiese ver bien el paso, aprovechando un momento de descanso para fotografias la procesión de la que son devotos.