La familia de la tele no es el único programa que tiembla por sus malos datos de audiencia: "Han tomado medidas"

La tarde es una franja muy difícil para las audiencias

La familia de la tele no es el único programa que tiembla por sus malos datos de audiencia: "Han tomado medidas"

La familia de la tele no es el único programa que tiembla por sus malos datos de audiencia: "Han tomado medidas" / RTVE

Tras el fin de Sálvame está siendo muy difícil para las cadenas remontar los datos de la tarde. Y es que los malos datos de audiencia hacen temblar a La familia de la tele, pero no es el único programa afectado: "Han tomado medidas".

Y es que los malos datos también están afectando a Tardear, que de no remontar, podría suponer la cancelación del programa más pronto que tarde.

De momento, para evitar estos malos datos, la cadena está caldeando una información exclusiva que se emitiría en Tardear sobre la boda de José María Almoguera y Paola Olmedo. Tal es el nerviosismo, que hasta llegó a anunciarse en su programa de mayor audiencia, Supervivientes, para tratar de remontar la situación.

Sálvame: una revolución en la televisión española

Sálvame fue mucho más que un programa de televisión: representó un antes y un después en la forma de entender el entretenimiento en España. Emitido por Telecinco desde 2009 —aunque su germen ya se intuía en espacios anteriores desde 2006—, se convirtió rápidamente en un fenómeno que transformó el lenguaje, los formatos y los límites de la televisión convencional. Aunque su emisión llegó a su fin, su legado sigue latente en muchos de los contenidos que se producen hoy en día.

Un estilo sin comparaciones

El éxito de Sálvame residió en su capacidad para mezclar géneros y romper esquemas. Lo que comenzó como un programa centrado en la prensa rosa, evolucionó en un espacio donde la actualidad del corazón se entrelazaba con debates acalorados, emociones desbordadas y una dosis constante de espectáculo. No había guion que no pudiera romperse ni sorpresa que no pudiera ocurrir en directo.

Con una propuesta arriesgada que combinaba humor, drama, espontaneidad e incluso momentos incómodos, el programa creó una nueva forma de hacer televisión en la que el caos estaba, curiosamente, muy bien orquestado.

Rostros que marcaron época

Otro de los grandes pilares de Sálvame fue su equipo de presentadores y colaboradores, figuras que trascendieron su rol para convertirse en verdaderos personajes televisivos. Jorge Javier Vázquez, Belén Esteban, María Patiño o Kiko Hernández, entre otros, no solo presentaban: vivían el programa como parte de su vida, compartiendo conflictos, reconciliaciones y vivencias personales que capturaban a la audiencia.

Esa autenticidad —espontánea o construida— era parte del atractivo: los espectadores no solo seguían las noticias del corazón, sino que también se implicaban emocionalmente en las vidas de quienes las contaban.

Un programa polémico y exitoso

Sálvame nunca dejó indiferente a nadie. Sus detractores lo consideraban un ejemplo claro de “televisión basura”, acusado de frivolizar temas serios y de alimentar una cultura del conflicto constante. Pero, al mismo tiempo, millones de personas lo seguían cada tarde, consolidándolo como uno de los espacios más vistos de la cadena durante más de una década.

Mientras unos lo criticaban por invadir la intimidad de los personajes públicos, otros lo defendían como un espejo de la sociedad, un lugar donde se hablaba sin filtros y se rompía, una y otra vez, la famosa “cuarta pared” de la televisión.

Una herencia que perdura

A lo largo de sus años en antena, Sálvame dio pie a otros formatos derivados como Deluxe o Gran Hermano VIP, e inspiró numerosos realities centrados en la vida de sus protagonistas. Su capacidad de generar contenido e interés en torno a sus propios colaboradores fue una fórmula inédita que ha intentado replicarse en otras producciones.

Incluso tras su final, su espíritu ha sido retomado en nuevos espacios como Ni que fuéramos, emitido en el canal Ten, o La familia de la tele en TVE, que buscan continuar la combinación de corazón, actualidad y espectáculo que hizo de Sálvame un éxito irrepetible.

¿Un cierre definitivo o el inicio de algo nuevo?

El fin de Sálvame marcó el cierre de una era televisiva. Sin embargo, su huella es profunda: cambió el modo de narrar, de mostrar y de conectar con la audiencia. Fue un laboratorio constante de emociones y formatos, y su influencia aún se percibe en muchos programas actuales.

Lejos de ser solo un espacio de prensa rosa, Sálvame fue una propuesta televisiva que supo leer como pocos el pulso de la sociedad. Su historia, llena de luces y sombras, forma parte ya del ADN de la televisión en España.

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