Esto son los 7 rincones de cuento que están en Asturias y que pueden ser tu próximo destino estas vacaciones

Si buscas una escapada con encanto, toma nota de estos destinos que parecen sacados de una película

Siete rincones mágicos de Asturias donde la realidad se confunde con un cuento

Siete rincones mágicos de Asturias donde la realidad se confunde con un cuento / A.E.

Jimena Vega

Hay lugares que no necesitan filtros, y Asturias es una tierra que lo demuestra en cada rincón. Sus paisajes verdes, su costa salvaje y sus pueblos detenidos en el tiempo convierten a esta región del norte en un paraíso que no necesita presumir: basta con vivirlo. Hoy te llevamos de viaje por siete lugares mágicos de Asturias, de esos que parecen escondidos entre montañas, acantilados y leyendas, donde la naturaleza y la historia se dan la mano y el tiempo parece detenerse.

Prepara la cámara, el coche (o el funicular) y las ganas de enamorarte.

1. Tazones: el pueblo marinero donde las casas cuentan historias (y conchas)

Tazones no es solo uno de los pueblos más bonitos de Asturias, es también uno de los más fotogénicos. Este pequeño puerto pesquero, ubicado en el concejo de Villaviciosa, lo tiene todo: callejuelas empedradas, olor a mar, tabernas con pescado fresco... y una casa completamente decorada con conchas marinas. Sí, has leído bien.

La Casa de las Conchas es ya un icono del pueblo. Su fachada, cubierta de miles de conchas perfectamente colocadas, es parada obligada para todo el que pasea por allí. Pero lo mejor de Tazones no es solo su postal, sino su alma: allí parece que todo va más lento, que la brisa huele diferente, y que los atardeceres saben a sidra y marisco.

2. Embalse de Valdemurio: paz entre montañas

El embalse de Valdemurio, en el corazón del Valle de Quirós, es uno de esos rincones que te invitan a parar, respirar y desconectar. Rodeado de montañas y vegetación exuberante, este pequeño paraíso es ideal para hacer rutas a pie, montar en kayak o simplemente quedarse en silencio mirando el agua.

Si vas en otoño, el reflejo de los árboles en tonos dorados convierte el paisaje en una auténtica postal. Y si vas en verano, encontrarás un lugar perfecto para escapar del calor (y del estrés) y dejarte llevar por la calma asturiana.

3. Embalse de Los Afilorios: otro rincón de cuento cerca de Oviedo

A escasos kilómetros de Oviedo, escondido entre montes y niebla, se encuentra el embalse de Los Afilorios. Menos conocido que otros puntos turísticos, pero igual de encantador. Este rincón es perfecto para hacer una escapada improvisada, dar un paseo entre naturaleza y sentirte en un cuento nórdico sin salir de España.

Desde allí se divisa el Monsacro, monte sagrado lleno de leyendas, y es frecuente ver cómo la niebla baja de las montañas y envuelve el lugar en un halo de misterio que enamora.

4. Taramundi: la aldea que se paró en el tiempo

Taramundi no es un lugar: es un viaje al pasado. Este conjunto de aldeas, enclavado entre montañas verdes y salpicado de hórreos y tejados de pizarra, es uno de los destinos más mágicos del occidente asturiano. Famoso por sus cuchillos artesanales, sus museos etnográficos y sus molinos de agua, es imposible no sentirse parte de una postal mientras se pasea por sus calles.

Uno de los rincones más especiales es Os Teixóis, una pequeña aldea-museo donde todavía se puede ver cómo funcionaban antiguamente las fraguas, los mazos y los batanes movidos por el agua. Un auténtico cuento en movimiento.

5. La Cuevona de Cuevas: sí, una cueva que es también carretera

Si alguna vez soñaste con conducir dentro de una cueva natural… en Asturias puedes hacerlo. La Cuevona es una impresionante formación geológica que sirve como única entrada al pueblo de Cuevas del Agua, en el concejo de Ribadesella. El asfalto se adentra literalmente en la cueva, flanqueado por estalactitas, estalagmitas y paredes de piedra que te harán sentir que entras en otro mundo.

De día o de noche, la experiencia es única. La cueva está iluminada suavemente para que el recorrido se pueda hacer en coche o a pie, y el frescor que desprende en verano es un regalo más. Una vez en el pueblo, el encanto sigue: casas tradicionales, verde a raudales y una paz que lo envuelve todo.

6. Bulnes: el pueblo sin carreteras al que solo se llega en funicular (o caminando)

No hay palabras que le hagan justicia a Bulnes. Situado en plenos Picos de Europa, es un pequeño núcleo de casas de piedra y tejados de pizarra, rodeado por un paisaje que quita el aliento. Hasta hace no tanto, solo se podía llegar andando, tras una ruta de montaña de más de una hora. Hoy existe un funicular que facilita el acceso, pero el encanto se mantiene intacto.

Sin coches, sin ruidos, sin prisas. Bulnes es el refugio perfecto para quien necesita reconectar. Un paseo por sus callejuelas de piedra, una comida casera mirando las montañas, o simplemente escuchar el silencio... y entenderás por qué este lugar enamora a quien lo visita.

7. Un viaje que huele a musgo, a sidra… y a magia

Asturias es un paraíso, pero no solo por sus paisajes. Lo es por su gente, por su comida, por sus historias. Por esos pueblos donde aún se saludan todos los vecinos, por los hórreos que vigilan los caminos, por las vacas que pastan libres mientras tú comes un buen cabrales.

Estos siete lugares son solo una pequeña muestra de lo que la tierrina tiene para ofrecer. Si buscas una escapada que lo tenga todo —naturaleza, historia, encanto y autenticidad—, no lo dudes: Asturias te está esperando.

Y, créenos: una vez que vas… siempre quieres volver.

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