Álvaro Fernández, farmacéutico: "No te puedes enfadar solo porque tengas hambre ¿no crees?"

Un farmacéutico lo confirma: no es tu culpa, ¡es tu cerebro!

Álvaro Fernandez, farmacéutico: "No te puedes enfadar solo porque tengas hambre ¿no crees?"

Álvaro Fernandez, farmacéutico: "No te puedes enfadar solo porque tengas hambre ¿no crees?"

Jimena Vega

Si alguna vez te has sorprendido gritándole a tu pareja porque no elegía el restaurante lo suficientemente rápido o te has peleado con el cajero del súper porque iba “demasiado lento”respira… y come algo. No eres una drama queen, ni estás exagerando: simplemente tienes hambre. Y no lo decimos nosotras, lo dice Álvaro Fernandez, un farmacéutico con argumentos científicos que te harán sentir totalmente validada.

Hambre + enfado = HANGRY: la combinación explosiva

Sí, has leído bien. El término “hangry” —una mezcla entre hungry (hambriento) y angry (enfadado)— ya se ha hecho hueco en nuestro diccionario emocional. Y es que, cuando tu estómago ruge, tu cerebro también protesta. ¿La razón? Tu nivel de azúcar en sangre cae en picado y eso afecta directamente a tu humor.

“El cerebro necesita glucosa para funcionar bien”, explica el farmacéutico. “Cuando hay un déficit, se alteran zonas clave para la gestión emocional. Resultado: estás más irritable, te cuesta controlar impulsos y cualquier tontería te saca de quicio”.

Y por si fuera poco, el cuerpo activa su modo supervivencia: empieza a liberar hormonas del estrés como el cortisol y la adrenalina, lo que te pone aún más al límite. Vamos, que entre el hambre, el bajón y la química interna… ¡te conviertes en una bomba de relojería con patas!

¿Te enfadas por nada? Puede que solo necesites una croqueta

Sí, a veces la solución no es una conversación profunda ni una sesión de meditación… es un bocadillo de jamón. O una pieza de fruta. O lo que sea que ayude a estabilizar tus niveles de azúcar y calmar a tu cerebro en modo diva.

Ese enfado tonto por un WhatsApp mal interpretado puede deberse a que llevas demasiadas horas sin comer”, cuenta el experto. Y es que cuando el cerebro detecta escasez de energía, solo le importa una cosa: que comas ya.

El truco para sobrevivir al hambre sin discutir con media humanidad

La próxima vez que notes que todo te molesta —que tu pareja mastica demasiado fuerte, que tu jefe respira raro o que el tráfico te da ganas de llorar— pregúntate si comiste hace menos de tres horas. Si la respuesta es no… Houston, tenemos un hambre.

Llévate un snack a todas partes: una barrita, unas nueces, una fruta. Porque sí, el mal humor se puede evitar con una simple merienda.

Bonus: cuando te digan que exageras...

Ya tienes respuesta. No eres una borde, ni una exagerada, ni una víctima del drama: eres un ser humano con el azúcar bajo. Así que la próxima vez que te llamen “enfadica”, ni te inmutes: saca tu mejor sonrisa, reparte un trozo de pizza y di: “No es mal humor, es biología”.

Tracking Pixel Contents