Vanessa PARAPAR

¿Quién ha dicho que a la playa sólo se va a tomar el sol? Libros, periódicos, aparatos electrónicos, tablas de surf o «palas» son algunos de los objetos que muchos bañistas llevan en sus mochilas estivales o bajo el brazo, para disfrutar de los arenales. La playa de Salinas se transforma cada día en un improvisado escenario donde se dan cita deportistas, amantes de la cultura y también aficionados al arte del «ligoteo». Hay sitio para todos. Ahí van unos ejemplos.

«Nosotros siempre traemos las tablas de surf porque Salinas es la mejor playa para practicar este deporte», sentenció Martín Moreno, de La Fresneda. Pablo Varela confirmó las palabras de su amigo, mientras se atiborraba a gominolas: «Merece la pena venir desde Oviedo a una playa que tiene las mejores olas de Asturias».

Ramón López y María Luz Ponga, un matrimonio afincado en las proximidades de Salinas, disfrutaban ayer del sol y la lectura. Acuden al arenal castrillonense siempre que pueden y se lo permite Lorenzo. «Cuando no me traigo el periódico venimos con los nietos, que ya son bastante distracción. Con ellos no nos aburrimos», explicó el feliz abuelo entre risas.

Irache Saldaña es otra fiel de la playa de Salinas. Con ella siempre va un libro. «Venir aquí ya es un hábito», dice con una sonrisa en la boca. Otros, como Pepín García, comentaron que lo único que traen a la playa son las toallas y el bañador: «Venimos a comentar la jugada». En la playa de Salinas también se dan cita aficionados a las nuevas tecnologías y cientos de niños que ya utilizan «máquinas» para construir castillos de arena.

Ignacio PULIDO

Leer la prensa, disfrutar de los últimos best seller e incluso curiosear los cotilleos del papel couché mientras se toma el sol se ha convertido en un atractivo más para los usuarios de la playa de Los Quebrantos, en cuyo paseo marítimo ha sido instalada una sucursal de la Biblioteca Municipal que permanecerá abierta todos los lunes, miércoles y jueves hasta finales de agosto.

La bibliotecaria, Paloma González, atendía ayer a las decenas de lectores que se interesaron por la propuesta, bautizada como «Bibliorena». «Tenemos veintisiete revistas de temática variada, todos los periódicos de tirada regional y una selección de los libros más leídos a día de hoy», comenta mientras las jóvenes Ángela Suárez y Yaiza Ayarza echan un vistazo a una publicación juvenil.

Sentados a la sombra de una carpa, varios usuarios se ponen al tanto de la actualidad o se recrean en un sinfín de historias antes de pegarse un chapuzón o de echar una siesta en la toalla. Basilia Carnero, una vecina de La Arena, descubrió ayer esta propuesta y, sin pensárselo dos veces, tramitó el carné de la red de bibliotecas del Principado, documento necesario para poder optar al préstamo de los libros. «Es una buena idea. Esto sirve para fomentar la lectura tanto entre los críos como entre los mayores. Se puede leer el periódico y, por qué no, también un libro. Es una manera más de propiciar el turismo en la zona», señala. Y es que una buena lectura suele ser una compañera fiel para los momentos de descanso y sosiego. María Jesús Alonso suele revisar casi todos los días junto a su hija Sara Díaz los anaqueles de la biblioteca playera. «Leer y estar al aire libre puede ser válido perfectamente», comenta Alonso.