Aeropuerto de Asturias,

Alejandra MATALLANAS

Mario, el ovetense ganador de la séptima edición de «Operación triunfo», pisó ayer, pasadas las ocho de la tarde, suelo asturiano aclamado por sus fans a su llegada al aeropuerto. Estaba en una nube. «Estos meses van a ser duros, pero quiero disfrutar de todo lo que venga a partir de ahora», declaraba ayer por la mañana a LA NUEVA ESPAÑA, antes de tomar el vuelo de regreso a su tierra. Llegó montado sobre las alas del triunfo en «OT», pero no va a dormirse en los laureles. Dice que ya no lo cree, que es consciente de que ha ganado, pero, aun así, «por ganar no tengo garantizado el éxito». Sabe que tendrá que seguir trabajando «y lo haré con toda mi ilusión». Y no quiere cambiar: «La fama no me da miedo, yo odio la prepotencia. Quiero seguir siendo yo mismo siempre».

Minutos antes del aterrizaje de Mario se reunían en el aeropuerto sus amigos junto con Jesús Álvarez, su padre, y, entre la multitud congregada en la puerta de «llegada», admiradores del cantante.

El padre de Mario declaraba durante la espera que ya tenía ganas «de estar tranquilo» con su hijo «y de que pase todo esto». Por eso, estos días por su ciudad natal, Oviedo, tienen el objetivo principal de abrir un paréntesis de calma y tranquilidad ante lo que se avecina: la gira con los finalistas de «OT» y la grabación de su disco en solitario.

Mientras esperaba el equipaje, se veía a un Mario inquieto. Sonreía y saludaba a su gente mientras se hacía fotos con los fans. Y, entre tanto, los amigos amenizan la espera contando anécdotas de Mario en la Academia e, incluso, de antes de su entrada a «OT». «Él lo vive, tiene constancia y es consciente de que lo duro empieza ahora», comentaban sus amigos más cercanos.

Algunos de los pasajeros que compartían vuelo con Mario llegaban diciendo que era «muy majo» y una chica incluso llegó a declarar medio en broma: «¡Ha bebido de mi botella de agua!». Pocos minutos más tarde salía por la puerta el ganador de «Operación triunfo», cargado con varias maletas y conservando ese look desenfadado que tanto ha dejado ver dentro del concurso. Ilusionado, abrazaba a sus amigos y a su padre, alternando los gestos de cariño con alguna foto con los admiradores, que le pedían autógrafos sin parar.

Mario cuenta que lo mejor de la experiencia en «OT» es la vivencia misma con los compañeros, el aprendizaje y «el apoyo de la gente, que confían en mí». Sus amigos aprovechan para preguntarle cómo ha ido el día y cómo se encuentra. Y él reitera que está «muy cansado». «Sólo he dormido una hora», dice. Utiliza la espalda de un amigo para apoyarse y firmar algunos de los autógrafos. Las mayores dudas se encuentran sobre su futuro disco. Lo tiene pensado a medias: «Me gustaría que hubiera un poco de todo: baladas, rock y canciones para bailar». Grabar después, ahora toca descansar.