Gijón, María CAVIA

La cita de los gijoneses con Las Mestas es un clásico de la temporada estival, pero esto no era así en 1941. Ese año se inició el proyecto para crear el concurso hípico que, tiempo después, se convertiría en uno de los grandes eventos populares de Gijón. Paulino Vigón, alcalde en aquella época, quería ofrecer a sus conciudadanos actividades sociales y de ocio que dieran vida al verano gijonés.

Y así inició las conversaciones para crear en la ciudad un concurso hípico de saltos. En este proyecto el Alcalde contó con la colaboración de Fernando Arroyo, director de la Escuela de Aplicación de Caballería y general del Ejército español.

Esta colaboración quedó reflejada con el nombramiento del general como presidente del jurado en la primera edición del concurso, que se celebró entre el 20 y el 24 de agosto de 1942. La prensa de entonces destacó el acontecimiento como un «éxito extraordinario de organización, de público y de interés deportivo».

El concurso, debido al triunfo conseguido en su primer año de vida, se convirtió de esta manera en un evento ineludible. La hípica, en Gijón, ya no quedaba reservada en exclusiva a un público de las clases sociales más adineradas.

En Las Mestas, la hípica era -y continúa siendo- una fiesta deportiva a la que acuden los gijoneses en masa, atraídos por la fiebre de las apuestas y para disfrutar de la jornada. Prueba de ello son los dos millares de personas que se congregaron en el hipódromo en la primera jornada del hípico de 1942.

El periódico «Voluntad» describió aquel concurso inaugural como «una feliz conjunción del tono de distinción y de la asistencia popular. Ha constituido el número más destacado de nuestros festejos veraniegos y por ninguno de los venideros podrá ser superado».

Pero los periódicos se equivocaron, porque los días que siguieron superaron al primero, y más aún triunfaron las ediciones que se sucedieron, con las que el concurso hípico de Gijón ganó en prestigio internacional.

Los jinetes que participaron, según indica el periódico «Voluntad», se lamentaron por la conclusión de las jornadas hípicas y comentaron que «ninguna ciudad de España supo ofrecer un marco tan espléndido, un público tan cariñoso ni una afición tan intensamente creciente como ésta de Gijón».

«Éste es nuestro principal orgullo como gijoneses. Y ya empezamos a pensar en las posibilidades ilimitadas que en el orden deportivo y espectacular se derivan de estas magníficas pruebas que tan alto colocan el nombre de la ciudad», sentenció la prensa acerca de la jornada de clausura de aquella primera edición. No se equivocaron. El de Las Mestas es el mejor concurso hípico de España.

«Ninguna ciudad de España supo ofrecer un marco tan espléndido», dijeron los jinetes participantes en la edición inaugural