Muros de Nalón, Ignacio PULIDO

La franja litoral del concejo de Muros de Nalón está cubierta en su totalidad por un sendero conocido popularmente como Ruta de los Miradores, el cual se integra dentro de la Senda Norte. En concreto, este camino, que discurre a través de varias atalayas y que se entretiene en varias playas -algunas de carácter inminentemente agreste-, cubre una longitud de unos cuatro kilómetros y une la localidad de San Esteban de Pravia con el arenal del Aguilar.

A pesar de no estar integrada en la Ruta de los Miradores, la Senda Norte cuenta un ramal de apenas tres centenares de metros en el casco urbano de San Esteban. Este pequeño tramo aprovecha la caja del viejo ferrocarril empleado durante décadas para transportar carbón hasta los cargaderos del puerto murense. Sin ir más lejos, sobre el pavimento de la senda aún es posible apreciar los raíles del tren.

Tras atravesar el pueblo, la senda toca a su fin en un cargadero y es necesario desplazarse hasta la playa de El Garruncho, punto de partida para la Ruta de los Miradores. La primera impresión del caminante es que se encuentra ante una ruta de cierta complejidad. No en vano, los primeros pasos del sendero se ponen cuesta arriba para cualquiera. Y es que es necesario salvar un tramo compuesto por cuatrocientos cuarenta y cuatro escalones antes de coronar en el mirador del Espíritu Santo.

De todos modos, el esfuerzo se ve recompensado por las fabulosas vistas que ofrece esta atalaya, desde la que se pueden contemplar el Cabo Peñas, la isla de La Deva, el playón de Bayas, la playa de Los Quebrantos, la barra de San Esteban, el puerto de Cudillero y el faro Vidio. Los últimos temporales han dejado su «sello» en este mirador, el cual fue víctima de varios argayos.

Siniestros a un lado, la senda prosigue su recorrido dejando atrás la ermita del Espíritu Santo, la cual antecede a un área recreativa donde se pueden recuperar las fuerzas tras el faraónico ascenso desde El Garruncho. Tras superar la playa de El Focarón, la ruta se interna en un bosque de pinos y llega al siguiente enclave de interés, el mirador de L'Atalaya, que domina la playa homónima y el arenal de Cazonera. Décadas atrás, en este lugar se ubicaba un rudimentario teleférico con el que se extraía ocle desde la orilla del mar. Sus restos, ya desaparecidos, se conservaron hasta hace apenas unos años. Sin prisa pero sin pausa, el sendero lleva al viajero hasta las inmediaciones de la playa de Las Llanas, cuyo acceso tan sólo se puede efectuar a pie a través de un camino de pronunciada pendiente. No obstante, el arenal, cuyo aspecto apenas ha sido alterado por la mano del hombre, bien merece una visita. A pesar de todo, cabe señalar que el mirador de Los Glayos, sito a escasa distancia, ofrece una vista privilegiada de este rincón murense.

Tras efectuar el vertiginoso ascenso del alto de Las Llanas, la ruta se deja caer levemente hasta las inmediaciones de la playa de Xilo. En sus alrededores se encuentran los restos arqueológicos del castro del Campón, prácticamente inapreciables por la vegetación circundante.

Finalmente, la Ruta de los Miradores toca a su fin en la playa de Aguilar, en cuyo extremo oriental se localiza el yacimiento medieval de El Castiellu, un lugar ungido por la mitología. No en vano, cuenta la leyenda que en una cueva situada bajo este promontorio habita una xana encantada cuyo hechizo tan sólo puede romperse si un caballero la baja en brazos desde su caverna hasta el arenal sin detenerse y sin dejarla caer al suelo.