Villaviciosa,

Mariola MENÉNDEZ

La ría es parte de la esencia misma de Villaviciosa, y conocerla un poco más es posible a través de la senda que bordea la bahía de Misiego y desemboca en Rodiles, lugar donde entrega sus aguas al mar Cantábrico. De hecho, este espectáculo que la naturaleza ofrece es el principal atractivo para los muchos usuarios que diariamente la transitan, principalmente, durante los meses de primavera y verano, cuando el buen tiempo los acompaña en sus paseos. El gran observador no perderá detalle, y también se deleitará con la fluctuación cromática entre la mañana y la tarde, además de en función de las mareas, demostrando que la ría es un constante fluir de vida.

Aunque el trayecto entre Misiego y Rodiles es el más frecuentado, esta senda costera, en realidad, arranca más atrás, en las inmediaciones de la iglesia de la localidad villaviciosina de Seloriu. De ahí hasta la ría, poniendo rumbo a la playa. El camino se realiza a la orilla de uno de los estuarios mejor conservados del Cantábrico, por lo que no es difícil compartir trayecto con algunos de los numerosos senderistas que quieren disfrutar del cuidado entorno natural en plena reserva parcial de la ría de Villaviciosa. El último tramo une la playa con el monte de Rodiles, pero no está señalizado, por lo que es recomendable conocer la zona.

A los amantes de la naturaleza este paseo central, que serpentea la marisma, les ofrece la posibilidad de descubrir su rica fauna. Destacan diversas especies acuáticas que buscan refugio en el estuario y que pueden avistarse e identificarse con la ayuda de los paneles informativos que están instalados a lo largo de la pasarela de madera. La flora característica de la ría es otra de las riquezas paisajísticas del entorno. El valor ambiental del estuario es incuestionable, ya que en 1995 obtuvo la declaración de reserva natural parcial, una figura de protección que compagina su conservación y la explotación de los recursos.

Una forma de concluir el paseo es deteniéndose junto a los pescadores que prueban suerte con sus cañas en la desembocadura de la ría o disfrutando de la playa de Rodiles, uno de los arenales más importantes de la costa asturiana.

Otro de los regalos para la vista del paseante que transita por esta senda de dificultad baja es contemplar la puesta del sol entre Misiego y Miami. Además, si el día está despejado, también se aprecia incluso la sierra del Sueve. Tampoco hay que obviar que si coincide con bajamar es habitual ver a los mariscadores con sus cubos y sal empleados para la extracción de navajas o también en busca de almejas, en función de la época de veda.

La senda completa tiene casi seis kilómetros de longitud, teniendo en cuenta su comienzo en Seloriu y su finalización en el monte de Rodiles, aunque esta ruta se puede iniciar en cualquier punto de su trayectoria, como, de hecho, hacen la mayoría de sus usuarios, que optan por el tramo entre Misiego y la playa. Este recorrido se caracteriza por su buena accesibilidad para personas discapacitadas o con dificultades de movilidad. El tiempo estimado en recorrerlo, sin demasiadas prisas, ronda los 45 minutos, por lo que en una hora y media, se hacen la ida y la vuelta. Se recomienda ir con tiempo para disfrutar del paseo y detenerse para contemplar algunas de sus riquezas paisajísticas, que son muchas.

Está prohibida la circulación de bicicletas y el acceso a perros a la pasarela de madera, aunque algunos usuarios no se percatan de estas restricciones por una deficiente información que denuncian algunos de los paseantes más asiduos, quienes también resaltan la limpieza de esta senda costera y su buen estado, después de que recientemente se sustituyera el puente sobre la ría de la conocida playina de Rodiles, cuyo deterioro obligó a cortar el paso durante varios meses.

A lo largo del paseo, además del destacable entorno natural, merece la pena detenerse en las proximidades del arenal de Rodiles para ver las artes de los pescadores, que tratan de realizar sus capturas en la desembocadura de la ría, aunque manifiestan que escasean más de lo desean los ejemplares. Una buena opción para concluir el camino es disfrutando de una de las playas de referencia de la costa asturiana, la de Rodiles.

Características

La senda desde Seloriu hasta el monte de Rodiles tiene una extensión de casi seis kilómetros. El trayecto más transitado es el central, que discurre desde Misiego a la playa, bordeando la ría de Villaviciosa. El tiempo estimado es de unos 45 minutos y su dificultad es baja. Es accesible para discapacitados.