Gaitero, dio una lección magistral en el certamen francés

Lorient (Francia),

Sara ARIAS, enviada especial de LA NUEVA ESPAÑA

Es curioso que en una máster-class de gaita asturiana, delante de 200 o 300 personas, quien da las lecciones no agarre bajo el brazo su instrumento. Pero a Jorge Areces (Oviedo, 1977) una tendinitis le tuvo por un tiempo alejado de la práctica. Areces es a día de hoy uno de los mejores gaiteros del Arco Atlántico. En 1995 ganó el trofeo «Macallan», hoy conocido como «McCrimmon». Es por esta maestría con el fuelle y el puntero que el Festival Intercéltico de Lorient le invitó a dar una clase de gaita en el Palacio de Congresos de la ciudad francesa. Aunque ya está recuperado, aún necesita cuidarse. Por eso fue el gaitero Pablo Álvarez quien ayudó a Areces a sacar adelante la máster-class.

-Una máster-class de gaita sin poner los dedos en el puntero...

- Tuve un par de tendinitis, dos años con la de la mano y luego de forzar mucho la posición al final repercutió en el hombro también. Estoy ya recuperado, pero consideraba que para venir aquí tienes que estar en forma plenamente.

-¿Anímicamente cómo lleva el no poder tocar?

-Bastante mal. Sobre todo el tema psicológico de querer estar y no poder. Quieres ir por delante de lo que físicamente puedes, llega un momento que aunque estés bien presionas, agarrotas y eso me creó el tema del hombro.

-¿Qué supone dar una clase magistral en Lorient?

-Es un puntazo. Mucho más después de haber visto que normalmente no hay mucha gente y hoy (por ayer) había 200 o 300 personas que vienen a ver, ya no por mí o por Pablo, sino por el instrumento. Que en un evento tan prestigioso vengan a escuchar lo que puedes decir de la gaita es un orgullo.

-¿Por qué eligió a Pablo Álvarez para ayudarle en la clase?

-Pablo es un amigo y una persona entrañable e importante en mi vida personal y profesional. Lo escogí por la forma de ser, me identifico mucho con él. Transmite tranquilidad y saber estar.

-Es de los pocos gaiteros que pueden decir que viven de lo que les gusta...

-Sí, hay gente que puede pero no mucha. Yo no me puedo quejar. Soy profesor de gaita en Mieres y Soto de Ribera y llevo la Banda de Gaitas de Mieres y Soto del Rey. Además, en Mieres tengo la plaza con mis vacaciones y mis pagas extra (ríe).

-¿Qué significa para usted la gaita?

-Todo. No hay una manera más fácil de resumirlo. Date cuenta de que la primera vez que estuve aquí, en Lorient, tenía 12 años y a partir de ahí mi vida funcionó así. Es una manera de vivir, los amigos, incluso las novias...

- Lorient fue un punto de inflexión en su vida...

-Marcó mi vida también. Tuve la suerte de ganar el «Macallan» y yo creo que eso me abrió alguna que otra puerta y al final casi sin querer y sin haber pensado nada terminé viviendo de la gaita, teniendo una plaza en el conservatorio. Mira, este año tengo una espina clavada con lo de Luz Casal. Fue a raíz del «Macallan» cuando empecé a tocar con ella, pero ahora está malina y esperemos que se recupere y pueda estar aquí con ella.

-¿Fue el «Macallan» el momento más importante de su carrera?

-Fue un momento álgido, incluso creo que me vino muy pronto, tenía 17 años. Pero sí que al final, aunque se magnifica bastante, todos los gaiteros sueñan o añoran ganar el trofeo. Fue un puntazo, así de claro. Aunque no lo valoré en el momento lo que realmente era. Es uno de mis mejores recuerdos.

-¿Cree que puede llegar un momento en que si no se fomenta la gaita en las escuelas podría llegar a desaparecer?

-Si no nos actualizamos, componemos y dejamos de tocar siempre lo mismo, puede llegar a ser pesado y aburrido. Pero aunque no lo hiciéramos pasaría mucho tiempo antes de que volviera a dar tres pasos atrás.

-¿Cómo ve, pues, el futuro de este instrumento?

-Lo veo bien, ahora tenemos la opción, que hace 10 o 14 años no había, de tener una escuela de gaita en cada ciudad o pueblo y hay muchas bandas y grupos. Otra cosa es el tema técnico o de artesanos, que no sé qué puede pasar, es un tema que no se puede descuidar.

«Tras ganar el "Macallan" toqué con Luz, espero que se recupere y pueda estar aquí con ella»

«Si no nos actualizamos y dejamos de tocar siempre lo mismo puede llegar a ser aburrido»