Gijón, Olaya PENA

Decenas de niños, padres y abuelos abarrotaron los Jardines de la Reina para asistir a la última de las funciones en la calle del programa «A ver la ballena», organizado por la Autoridad Portuaria de Gijón. Ayer por la tarde tocó un espectáculo circense de la mano de la compañía ambulante «Passabarret», que cuenta con uno de los payasos más prestigiosos de la escena internacional, el estadounidense Jango Edwards.

Una multitud de niños se agolpaba en las primeras filas para ver bien todo lo que pasaba en escena entre risas, expresiones de admiración e incluso a veces abucheos provocados a conciencia por los artistas. Tras el coro infantil los padres aplaudían o aguantaban por sus hijos en alto para que no se perdieran nada.

La historia es ésta: Jango Edwards y el resto de la compañía componen una familia gitana que tiene un circo ambulante. Cuando la matriarca muere en un accidente de trapecio, deben buscar una novia para el primogénito. Surrealista a la par que divertido, como todo el espectáculo, y es que viniendo del veterano clown Jango Edwards, todo es posible.

La función arranca con un funeral para terminar con una boda y así, un final feliz. Pero una boda muy peculiar, ya que la novia fue elegida entre el público. Edwards se convierte en el Gran Jefe de la Tandarica, conduciendo su aparatoso vehículo, que es el escenario de sus números, y siendo el jefe de ceremonias de las acciones que suceden, permitiendo al público descubrir la magia de mezclar los aires balcánicos con el circo.

Los seis integrantes de la compañía hicieron gala de sus habilidades no sólo acrobáticas o equilibristas, sino también interpretativas, causando la carcajada o simplemente consiguiendo interactuar con niños y adultos. Malabares con pelotas, torres humanas o juegos de equilibrio con espadas fueron algunos de los números que, por unos minutos, consiguieron callar el bullicio infantil en los Jardines de la Reina.

Bajo el título de «Big Bos & Tandarica Circus», este peculiar circo ambulante ha recorrido buena parte de la geografía española y del extranjero, donde también han participado en varios festivales de teatro callejero. Acrobacias, malabares, equilibrismos, bailes y música en directo fueron los ingredientes de este circo ambulante en el que sólo faltaron los leones para terminar de sorprender a pequeños y no tan pequeños.