La escritora y periodista Cristina Fallarás, primera mujer ganadora del Premio Dashiell Hammett de Novela Negra por la novela negra "Las niñas perdidas", considera que su obra es un "alegato contra la pederastia".

"Mi novela es un animal que me ha dado muchas alegrías, porque está escrita con las tripas y es brutal, pero honesta", subraya Fallarás sobre la obra premiada, una reflexión sobre la fragilidad de la infancia y el horror de la pederastia, escrita con un lenguaje crudo y directo.

En su novela, Cristina arrastra a la investigadora privada Vicky González por los bajos fondos de Barcelona, donde es retada por perversos personajes y embarcada en una escabrosa historia con dos niñas desaparecidas.

Las protagonistas de esta historia, Vicky, Cristina y Barcelona, resultan las artífices de una trama sobre personajes al límite, en una ciudad oscura, como si se tratase del reverso de la moneda de la Barcelona "de postal" inmortalizada por el cineasta Woody Allen en su "Vicky, Cristina, Barcelona".

Fallarás elige como protagonista de su relato a una experiodista, reconvertida en detective, que está embarazada, el mismo estado en el que la escritora se encontraba cuando fue despedida del periódico donde se ganaba la vida por aquel entonces.

La autora arranca la narración con una reflexión sobre la facilidad de las mujeres para asumir el castigo propio y la autodestrucción, "para flagelarnos con la culpa, por no cumplir con los hijos, con el trabajo, por mantener relaciones sexuales tóxicas...", explica la autora.

La periodista reconoce que "se aterrorizó" al enterarse de que el sexo de su bebé era niña, "porque iba a traer a este mundo un ser frágil, que podría sufrir agresiones sexuales o verbales o malos tratos en la familia o en el trabajo...".

Sin premeditación alguna, Fallarás se encontró "matando" a dos niñas en su novela como recurso para conjurar el miedo, porque, explica, "al enunciarlo, desapareció y, de este modo, me salvé del pánico que me daba el nacimiento de mi hija Pepa".

Hacia la mitad de la obra, Fallarás reconoce que empezó a introducir a su novela "una rabia" que hasta entonces permanecía contenida y que, gracias a su baja laboral, escribió "una narración potente, de visión múltiple y no solo una novela negra".

"'Las niñas perdidas' pretende alertar a la sociedad de que, aunque ya ha logrado enunciar, conjurar y digerir la violencia femenina, aún no ha asumido la violencia contra la infancia", destaca la autora que propone preguntarnos sobre su origen.

Fallarás narra la pulsión asesina de la investigadora contra un perro, un gato, un hámster o un pez para "calmar su rabia", algo que los grupos de "animalistas" le han criticado y que ella agradece "por la publicidad gratuita obtenida".

Con esta provocación, utilizada "como un juego", Fallarás quiere avergonzar a una sociedad "que es capaz de denunciar de inmediato los malos tratos a los animales en doble página y dedica media columna a la tortura o la pederastia que se inflige a los niños", recalca.

"Las niñas perdidas", de Roca Editorial, ha obtenido también el Premio "L'H Confidencial 2011" y el de la Crítica de la Semana Negra de Gijon 2011, otorgado excepcionalmente por el coordinador literario del certamen, Paco Ignacio Taibo.

Cristina Fallarás (Zaragoza, 1968) ha sido distinguida también con el XLII Premio Internacional de Novela Corta "Ciudad de Barbastro", dotado con 15.000 euros, por su novela "Estado de Sitio".

EFE