Elena R. DOCE

Antonio Madriñán se mueve más a zancadas que a pasos; comienza su día corriendo y lo finaliza de la misma manera. Su profesión son las Fuerzas Armadas; su hobby el atletismo y los retos complicados. El próximo: correr 48 horas seguidas en el campo de cross de Los Campos. Desde hoy al mediodía y hasta el domingo a la misma hora, Madriñán estará corriendo por solidaridad. En esta ocasión corre en beneficio de la Fundación Meniños, encargada de programas infantiles de inserción en familias y acogidas temporales en Asturias. Esta organización venderá rifas de un euro en un «stand» que habrá a lado de la pista por la que Madriñán dará vueltas y más vueltas; ni siquiera ha calculado cuántas. Entre los regalos a sortear habrá camisetas de jugadores de fútbol y de los equipos asturianos, o cenas en restaurantes avilesinos, entre otros.

El deportista estima que recorrerá 250 kilómetros. No es la primera vez que se pone las deportivas y echa a correr sin mirar el reloj. Tampoco será la última, ya que confiesa que no sabe cuándo ni dónde, pero habrá más. Un entrenamiento de 25 kilómetros diarios es la base de su preparación para el reto de correr durante 48 horas en Corvera.

El atleta contará con un gran equipo que le rodeará durante las 48 horas de carrera, como osteópatas, fisioterapeutas, Protección Civil o la Policía Local. En Los Campos también se podrán ver muchos rostros conocidos del mundo del atletismo, como la ganadora del Campeonato de España de media maratón, Vanesa Suárez. Unas 500 personas, esas son las que estima el corredor que le apoyarán.

«No sabría decir cuál es el reto más difícil en el que he participado, pero sí que este es el más especial de mi carrera deportiva», relata Madriñán. Desde su primera carrera solidaria en La Fresneda, ha asistido a muchas otra y hasta el momento siempre consiguiendo los objetivos que se marca. Una de las últimas aventuras del gallego consistió en recorrer más de 400 kilómetros del Camino de Santiago en cuatro días.

Sobre su nuevo reto en Corvera, no le parecía suficiente correr durante tantas horas así que ha añadido otro «detalle»: correr con unas zapatillas «barefoot», que es algo similar a correr descalzo, ya que son deportivas minimalistas, de un grosor de unos 4 milímetros.

Dormir parece que no es un problema para el atleta. «Echaré una cabezada de unos 15 minutos en una tienda de campaña y luego seguiré corriendo». El gallego asentado en Avilés ha pensado en destinar un total de 4 horas de las 48 para descansar, alimentarse o cambiarse de ropa; el tiempo restante «volará» por la pista.

Ni los días previos ni los días posteriores a la supermaratón serán distintos para el gallego. La comida del día de la carrera serán hidratos de carbono, para coger fuerzas. Y para beber, agua o refrescos. «Comeré como todos los días; es más, para el desayuno quiero el café y el croissant que me tomo todas las mañanas», bromea. Durante los días previos a la carrera solidaria, el orensano ha seguido con la rutina de su vida, no hay variaciones por estar a punto de echar a correr durante tantas horas. «En lo único que he cambiado estos días es en que estoy entrenando menos horas para no llegar muy cansado», explicó. Y tras la carrera, volverá a citarse con el deporte y la rutina de sus entrenamientos; eso sí, estima que la primera semana lo hará con cinco kilos menos.

Si se le pregunta por nervios, la respuesta es «ninguno». Madriñán confía en sus posibilidades. «El estar arropado por tanta gente me dará fuerzas», añade el deportista. Alguno de los trucos en los que ha pensado pasan por cambiar el sentido de su carrera, para así no cargar el peso de su cuerpo del mismo lado. Los momentos más difíciles cree que llegarán con el alba.

La pasión de este militar gallego es correr, y a pesar de ser un hobby le dedica tantas horas como si de su profesión se tratase. Madriñán vivió en Lugones y todos las mañanas iba a su trabajo, en Cabo Noval, corriendo. «Era una manera de ahorrarme horas de entrenamiento, aunque mis compañeros de trabajo siempre me decían que si estaba loco», contó el deportista. Tras muchos años de carreras, confiesa que sus compañeros y familia ya se han acostumbrado a que llegue a casa y les cuente cuál será su próxima aventura.

El «Equipo Hoyt» estaba compuesto por un padre y su hijo que competían juntos en maratones, triatlones y otros desafíos físicos. Dick Hoyt corría llevando a su hijo en silla y juntos ganaron muchas de ellas. Madriñán, ilusionado, cuenta que será papá en diciembre y que, al igual que este padre estadounidense, saldrá a entrenar con la sillita de su bebé por la ría de Avilés: «Las carreras de Hoyt me hicieron pensar en dedicarme al atletismo y hacer algo similar».

Los Campos será el escenario de la proeza que intenta Madriñán, capaz de correr cientos de kilómetros sin apenas sentir el cansancio en su piernas. Casi como «Superman».

«No sé cuál es el reto más difícil en el que he participado, pero éste es el más especial de mi carrera deportiva», asegura

Madriñán dividirá 4 horas en espacios de 15 minutos para descansar y comer, el resto será cuestión de zancadas